lunes, 13 de octubre de 2014

Razones de un fracaso

  Por más que lo sepas – y aunque no te esperes nada diferente- es imposible no dejar de sorprenderte con mis convecinos de Oropesa. Hace dos días me llamaron por mi nombre por la calle y me giré para atender, era un conocido de hace años, que me paró diciéndome Oye, que me han dicho que has escrito un libro” le dije que a cual se refería pues llevo cinco seguidos en los últimos 4 años y estaba en curso el sexto por publicar a falta de ultimarlo.
 No supo decirme respuesta más que esbozar la pregunta de cómo y dónde se podían encontrar y le hablé del primero el de la Virgen Patronal cuyos derechos le di a la Parroquia y los otros a la SOC (Sociedad Oropesina de Cultura) remitiéndole a uno u otro según lo que le interesara buscar.
  El de la Virgen lo tengo me dice por comentarle el color azul de la portada y creí entenderlo que no se había percatado que el nombre del autor coincidía con mi persona. Lo entiendo, pues es corriente (en estos mundos de por aquí) que uno pase 61 años en un lugar y se desconozcan los apellidos que tiene. Cosas del feroz individualismo y aislacionismo en un lugar donde todos somos forasteros. ¿Quizá no nos entendimos? ¿Quizá buscaba otra cosa en realidad? Como dicen los italianos Chi lo sa?
   Entiendo que uno no pase de la tapa de un libro y entiendo que no llegue hasta la fotografía de dentro tras hojearlo a modo de baraja; entiendo que no tiene porque gustarle ni alabarlos o que le resulten del montón  y me halaga que pregunte con años de retraso, pues sé de sobras que si fueran malísimos la noticia llega más lejos y a todas partes corriendo al instante, mientras que si fueran buenos apenas trasciende al gran público quedando secretamente in pectore de los 4 “enteraos”- Así que, como aquel que me dijo por halago ¡Claro, como tú tienes tiempo para hacerlo!. Esto de ofender sin querer cuando te quieren agradar me lo tomo por idiosincrasia local cuya mentalidad no supera la exclamación pronunciada por otro, que solo me dijo espontáneamente al recibir un ejemplar de regalo “Y esto, quien te lo paga ¿el ayuntamiento?”. Bromeo en silencio conmigo mismo diciéndome que solo por ser de los pocos librillos  de Historia local oropesina que existen, siempre serán tomados por  los mejores a falta de muchos otros competidores para ser comparados. Ya se sabe que en España no se encuentra más loa y reconocimiento que póstumamente y en epitafio o reseña necrológica. O sea, como el burro que le llevaban cebada a la boca tras morir-matarlo de hambre.

   Pero por encima de su mejor o peor calidad algo falla para que la aventura editorial sea un fracaso económico y cultural pues a pesar de su reparto generoso sin ánimo de lucro, hay más interés por conseguirlos de gratis que de mercarlos -no digo ya de leerlos-  y, es verdad, que son difíciles de encontrar pues parecen clandestinos al no anunciarlos, ni tener punto de venta conocido ni trascender noticia de su existencia o, simplemente, ser ignorados oficialmente hasta el punto de que los ejemplares brillen por su no disponibilidad en Bibliotecas locales. ¿Falta de interés? ¿falta de Demanda? ¿Torpeza de Oferta? ¿incapacidad de gestión o falta de dirección  y de colaboración en equipo para conseguir un fin? ¿dispersión de objetivos y mucho abarcar para no apretar nada? De todo un poco.  
    No hemos conseguido despertar el mínimo interés por la Historia de Oropesa fuera del boca a boca de los reducidos socios de la SOC, no hemos llegado a ser conocidos por la más mayoritaria parte del censo local que no sabe ni que existimos ni si hacemos algo, menos aun de visitantes y foráneos en ese filón turístico de querer conocer lo que ven y quieren conocer o entender,  de no ser por la buena labor altruista de una kiosquera- Anabel Allepuz- que ha servido de gratuito cauce comercial para dar salida a los libros bajo petición; La propia Asociación Cultural no ha sabido nunca entender que tenía un producto cultural exclusivo para ofrecer y aumentar su caché de actividades, no ha sabido valorar sus posibilidades pues nunca se ha planteado que hacer con ello ni presentarlo como logro propio limitándose a repartirlos entre sus socios. No extraña que nadie sepa cuantos libros hay, de que tratan y donde contactar para obtenerlos pues no se renuevan ni actualizan en redes sociales las noticias de la SOC ya que no hay nadie encargado de hacerlo y resulta una propaganda negativa y contraproducente el verlo. De hecho una librería barcelonesa me encontró a través de la guía telefónica porque no obtenía respuesta a un encargo que Dios sabe porqué le había hecho un cliente sabedor de que encontraría datos sobre la guerra civil en Oropesa cuyo interés se me escapa. Lo mandé a vuelta de correo sin coste para ellos y sí para mi bolsillo, y como regalo personal para desagraviar la mala imagen del no servicio. Mis datos son usados sin la menor cita por quienes quieren usarlos, lo que me resulta indiferente en lo particular pero es mezquino en otros casos cuando la cosa viene de resolver papeletas oficiales en papelón funcionarial por buscar algo de documentación sobre temas historicos locales , pero bueno no son medallas las que me deseo ni necesito, porque ya las tengo de otros quehaceres y cometidos. Todo es por bueno si sirve para divulgar la historia local y dar cuerpo a una visión global del pasado orpesí.
  
  Duele más el fracaso cultural de no saber llegar al público foráneo que es mayoritario en Oropesa  por cuanto que con lo económico ya contábamos por descontado y no lo pretendíamos como fin ya que nos bastaba cubrir gastos. No somos entidades de lucro pero apenas hay fondo de soporte organizativo para llevar a cabo tareas que nos superan y la habilidad para venderse de la ínfima estructura asociativa apenas supera su propia capacidad para la existencia renqueando. Aquí nadie asume que no es objetivo global el trabajar solo para captar ingresos del "turismo" sin integrar a más del 75% del censo residencial en el orgullo de pertenencia y acción de conjunto comunal donde reside, que es asunto  más prioritario y provechos al medio-largo plazo que cualquier otra cosa en lo cultural y económico.
    Le dije a la SOC que aprovechara la ocasión de una revista especial sobre el 50º aniversario del retorno de la Virgen 1964-2014 a Oropesa, para romper el circulo vicioso de circunscribirse a  los socios y anunciantes y le sirviera para darse a conocer como Asociación Cultural y ofrecer su revista a colaboradores como foro cultural. Que ofreciera ejemplares para lectura del publico en bares y cafeterías, de las que se sabe hay afluencia diaria de lectores de prensa al desayunar, que se repartiera en comercios y colegios algo más que el único ejemplar que acaba escondido en un archivador. Ha sido estéril e inútil el intento pues no he visto que se hiciera mucho caso al consejo y entre costumbrismo y folklorismo devocional, entre rezos y ornatos, se ha dejado pasar la oportunidad de dar una nota cultural a la efeméride.  Los años pasan y todo se convierte en arte efímero del que no quedan secuelas ni restos de los palos del sombrajo que tan afanosamente hemos levantado con tanta ilusión. La memoria de un pez es la medicina para evadirse de la realidad.
Dije en algún momento que era una sabia máxima saber que no se puede repicar y estar en misa a la vez; que el que dirige debe centrarse más en ver la marcha del conjunto y anticiparse al futuro  que en picar la zanja junto a sus operarios o entretener el ocio de la tropa y eso me obliga a dejar para otra ocasión un análisis -personal y subjetivo, por supuesto- sobre el porque no prosperan los comercios y negocios en este ambiente tan árido en que estamos y no todo es culpa de los que mandan.