No se enteran o no piensan en otra cosa, o no da más de si el percal.
Domingo antes de mediodía, calles vacías y un solitario coche con megáfono
propagando electoralmente “trabajo para todo el año” gracias a un plan de
urbanizar una (ya quedan menos
por alicatar) zona rural orpesina con el
eufemístico nombre de Gran Bulevar, hoy almendral yermo, que es supuestamente
urbanizable (futura
contribución urbana) y, en parte de ella, bajo el contra dios de cobrar
ya carísimos tributos por urbano lo que no tiene ni grifos, ni aceras…ni
solares. Lo sensato sería que alguien debiera decretar algún barbecho de
ladrillo hasta que se pueda digerir el empacho inmobiliario de este cenagal
turístico, que anda en un carajal de no te menees, sin salida ni perspectiva de
sanación por sobredosis de oferta y de mano de obra importada sin digerir por
la carga de trabajo inexistente en la localidad.
Se les olvida a nuestra elite local que la
pareja Oferta/Demanda tiene que bailar acompasada al son de la música que se
disponga, pero no bajo el tarareo político municipal silbado de karaoke al oído
y que las genialidades a costa de otros, que deben ponerlo todo en plan
convidado de piedra, tienen mal pronóstico pues ya hay ejemplo de “inacabados”
bastante como para no embarcarse en más ruina ni por inspiración divina ni por
mandato municipal. Yo conozco algún propietario aterrado por la idea de
arruinarse a costa de los costes urbanos que esa ensoñación le causará y que afrontará
obligado por los políticos contra su voluntad y parecer, amén de que eso de la
gestión directa municipal produce pánico de fuga irrefrenable según pasadas experiencias
inolvidables, ocurridas y sufridas en silencio como las hemorroides.
En otra fuente electoral andaban con la idea
de montar un entramado ocio-deportivo, llamándolo Ciudad, que es otra manera de
seguir con el asunto Suelo-Construcción-turismo esquilmando el agotado filón,
por no aceptar la evidente saturación y confusión de sueños, ilusiones
y…ambiciones sin cuento ni fundamento. Más allá, otros proponen en anzuelo de
voto el dar préstamos a fondo perdido a los desheredados de la fortuna, que
vinieron creyéndose eso del futuro porvenir, como si el dinero para sus bálsamos
no saliera de otros convecinos atormentados por la vara tributaria.