Hay campañas que las carga el diablo y esa de slogan “Yo me piro a
Oropesa del Mar” se presta a mucho juego de palabras con el piro (de-a-darse- a
la fuga o hacer novillos) y la pira (hoguera o fuego). Vulgaridad poco ingeniosa aunque la gente no
anda muy sobrada de vocabulario y confunda eso del Pireo (puerto de Atenas) con
el Pareo (que puede ser dos significados) o no tiene claro el matiz de pirarse
con estar pirado, que es asunto o resultado que pueden ser dos cosas tan
distintas como el pirri del porro y ambas dos del puerro. Puestos a jugar con jergas y localismos de
lenguaje, en esa algarabía o jerigonza guay tan del progre gusto popular –del
populus populachero que no del partido ya que tanto gustamos del lenguaje
tabernario carcelario como seña de singularidad de estar in - yo usaría en plan cheli como idea-fuerza
promocional del turismo: el me pirra Oropesa
o me da pampurrias no ir a Oropesa,
pero en este popurrí de ceporros, que me temo somos todos, apenas entendemos
que porrusalda y purrusalda es el mismo plato y apiporrarse o apiparse no es lo
mismo que emporrarse. Claro que uno se lleva sorpresas con el diccionario como
descubrir que potorro es otra cosa diferente a lo que yo me pensaba era su otro
nombre.
Entre pirarse y pirárselas hay un fallo de mensaje que no solo es una
falla de cortedad intelectual que todo lo degenera en rifas y sorteos a modo de
falla burlesca pro captación de visitantes; luego viene el follón del fallo
(opinión-juicio-reacción) del público en
esos comentarios pro y contra que muestran la guerra civil entre autóctonos y
visitantes que andan en plan agua y aceite con relación amor-odio, demostrando
que todo es tirar dinero a la escombrera. Falla y fallo que tampoco coincide
con eso que se come con fatatas por farfullar un slogan en plan reclamo. Lo
dicho “el turismo es un gran invento” que ya está inventado no os devanéis la
sesera con campañas ahuyenta gente; antes funcionaba el boca a boca como efecto
llamada inmejorable.
Con la edad coincido con mi
padre que tenía por cándido-inocente a quien por buenismo bovino daba por
supuesta la inocencia del prójimo; no era por no aceptar la presunción de
inocencia sino por no creer en la casualidad de las causas y porque sabía que
también hay tanta acción como omisión culposa en las maldades pues barruntaba
eso del cómplice necesario, el encubridor por silencio o necesidad, el que se
beneficia de la pedrada ajena, el inductor o colaborador ciego de conveniencia
o tuerto mirando solo por el ojo a la parte de la ley del embudo; por no hablar
del tonto del c… y de las JONS, que abunda más de lo que parece.
Hoy el ABC reitera eso del IBI
urbano indebido que ya leí en EL Levante y repite lo que ya expuse sobre que el
BOE abre la puerta a corregir una flagrante injusticia. Arbitrariedad abusiva que aunque fue derribada
por Sentencia hace años, sigue su reparación ignorada e inaplicada rozando la
prevaricación doliente de quien sabe lo que hay y no corrige. (Ejemplo: mi Escrito planteado ante ayuntamiento sobre
cobro IBI urbano indebido presentado 29 junio 2014 sin respuesta hasta la fecha) Ya saben, eso de los Algarrobos de Oro en un solar declarado
a un terruño sin luz, agua, acera ni alcantarilla, que, a mayor coña, lo sitúan en Calle Desconocida para infame cobro
tributario esquilador. Lo pasmoso del articulista es que pone en duda el
proceso de restitución del Derecho ciudadano presuponiendo la desidia municipal
y recomienda impugnar recibos diciéndonos “EL TRIBUNAL SUPERIOR DE LA COMUNIDAD
VALENCIANA APLICA DIRECTAMENTE ESA SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPR EMO AUNQUE CATASTRO NO HAYA HECHO EFECTIVA
LA MODIFICACION. ¡Olé los
güevos de los
funcionarios y políticos locales que juegan al Silencio Administrativo
sabiendo de antemano lo insostenible de su inacción! Vaya Pim-pam-pum que se traen con los vecinos estos
servidores públicos de pacotilla.
Parece un mal sueño kafkiano donde una caterva político-técnico
mercenaria va a la suya contra ley y contra la gente, confiados en que nadie
pelea contra una pared de silencio.
Siempre he dado por descontado
la indigencia resolutiva de problemas entre la gestión política local del color
que sea, bien sea por la falta de talla, limitación de facultades o
competencias, cortedad de alcance en miras e intereses, e indiferencia ante la
problemática que no les es útil para el granero de votos. Dije a uno de esta
localidad que, a mi edad, el futuro de ser agraciado con un cáncer, Alzhéimer o
Parkinson no me da tiempo, paciencia ni esperanza como dilatar soluciones a mis
males en espera de la ruleta electoral cuyo resultado me es irrelevante e
indiferente por cuanto no veo que forme parte de la solución los mismos que son
el problema. Oigo ruido de maquinaria montando andamiaje de toros y vacas, se
me anuncia noches de insomnio a cargo y cuenta de esos mis tributos y aun me
piden que acepte eso de que el carácter retroactivo no se aplique cuando toca
devolver y se mantenga lo del recargo e intereses de mora o demora a la hora de
pagar. El amargor del asunto no es el desamparo y soledad de quien se enfrenta
sin otro staff de ayuda que si mismo, la hiel consiste en la cerrazón obstinada
a dar solución, dilatando y torpedeando trámites para fatigar al reclamante.
Ante esta maldad:Pienso a menudo en eso de que amargan los pepinos cuando
entran por donde los supositorios.
La Mentira y la Memez, por más que se repitan millones de veces en plan disco
rayado no pasan por ello de ser engañifa y soplapollez a ser razones válidas en
argumento, aunque tengan muchos adeptos haciendo coro y claque.
Patidifuso, obnubilado,
estupefacto, pasmado y alucinado, asisto cada año al ceremonial de la confusión
por la que los políticos me quieren hacer creer que las fiestas patronales son para
los turistas (en honor de San Jaime dice el cartel oficial) en Julio y para los del pueblo (La Virgen de
Paciencia) en Octubre. Dice uno, quizá con palurdo acomplejamiento ante los de
ciudad, que así se les enseña a los de fuera como es un baile de pueblo, unas
vacas y otros tipismos de aldea. Me veo disfrazado de “tipical orpesí” al
berlanguiano estilo de “Bienvenido Míster Marshall” para regodeo-perplejidad de
los visitantes madriles-veraneantes y emigrantes residentes, haciéndonos
participar de obligada comparsa y disfrazados folclóricamente –la corte de
damas ya acostumbra el disfraz campero andaluz para ir a vaquillas, aquí, en
tierras de Valencia- en este batiburrillo de mezclar el santoral católico con
lo del turismo, pues sigo sin entender ese veraniego calendario de homenajes al
turista por San Juan-San Pedro-Virgen del Carmen-Virgen de la Asunción y ahora
San Jaime de quien, por cierto, pocos de esos turistas identifican como
Santiago Apóstol por evidente desconocimiento semántico fuera del chistoso
Jaimito.
Andamos en alucinación
mental colectiva sin necesidad de tomar pastillas, ni mojar morrito con líquidos
de alcohol desinhibidor, pues se confunde deseo y anhelo con la realidad cegata
que se quiere interpretar, miopes de avaricia por aquello de esquilmarlos (a
los turistas) bajo trampas llamadas “ocasiones de gasto” lo que lleva a decir
al inefable Concejal festero “que los del pueblo trabajan” metiéndose en
jardines de beneficio para la economía local al forzar el visitar al pueblo los
turistas, que abandonan la playa bajo anzuelo de las vaquillas. Lástima de
análisis sin seso ya que no se cavila que el gasto en tenderetes y chiringuitos
importados no redunda en comercio local en zona desierta de negocios, de
laberintico aparcamiento y pese al eufemismo de titularlo “Encuentro Toros y
Tapas” el chiringuito de asfalto concita menos clientela que uno playero. El
remate vecinal viene del juego de señales, vallas, notas en parabrisas donde la
autoridad insiste en eso de la calle es mía porque para un breve y efímero Correfoc
(pasacalle tirando cohetes) se pre-avisa del éxodo de coches a mover, fugándose
de la calle en plan patera sin rumbo ni destino, sacándolos de por donde pasará
esa cabalgata tan ruidosa. Incordio leve comparado con bailes, saraos y
disco-móviles donde por cierto se mezcla Juventud- Fiestas a eso del turismo en
botellón oficial. ¿No hay otra forma de festejar o conmemorar más que con la
exasperante repetición de molestias y ruidos machacando a solo un sector urbano
de población?
¿Qué pito toca San Jaime en este montaje de cada año? Esto no madura porque no se quiere y no lo
mejora ni los de fuera. Véase cartel
Institucional bajo etiqueta de Actividad Pública, resultado de la campaña
YO-me-piro-a- Oropesa del Mar (inmejorable pues regar el cactus es una razón de
peso para confundir maceta con Naturaleza).
¿será el calor o lo que en la legión llamaban darle el Siroco o la
Cafard?
Sobre las 2000h los agentes se afanaban en
conseguir despejar de coches la calle. Mala hora por calor y por aglomeración
de asistentes a las vaquillas en momento con gran densidad de coches en la zona.
Agradezco el sentido común de bastarles con un solo sentido de la vía pública,
cuya anchura posibilita que eso sea seguridad suficiente aunque ello implica
cortar la salida desde la Playa donde se hacinan decenas de millares de personas
atrapadas en laberinto buscando salida (dos entradas con una salida donde
taponar todo con barreras y aglomeraciones).
La vista de tanto afán en poner
barreras y cintas de acotado entre tanta afluencia de gente me alucinaba. No
puedo evitar pensar en aquella tripulación que recibe orden de abrir un agujero
de desagüe para achicar el agua que entra en una brecha por el otro costado. Sobre las 0040 (cuatro horas después de quitar los coches
y despejar la calle) pasaban 4 tíos echando
chispas aullantes con silbido toca pelotas u orejas, irritante para los perros
domésticos hoy llamados mascotas, y, todo ello, acompañados silenciosamente de
algunas centenas de personas grabando en pasivo selfie el despiporre de
chispitas. Efímera y superflua procesión laica que pretende dar color
y calor popular de asistencia a un acto promovido desde por-para- y desde
arriba.
Por cierto, al apagar el alumbrado de la calle para mejor visualizar las
chispas sentí el alivio sicológico de pensar que hacia menos calor pues la
noche sin farolas (tantas) se agradece.
Anunciada la
inevitable noche gamberra de ruido musical, que amenazaba disco-móvil toda la
noche hasta la amanecida, decidimos auto exiliarnos por un día y para ello
abandonamos el pueblo yendo a dormir a la Capital. Se trataba de evitarnos
tanto el ataque de nervios e irascibilidad como el riesgo de un divorcio-exprés
con viudez colateral por efecto de tirarse los trastos a la cabeza como
consecuencia de un mutuo reproche de culpa por malvivir en una casa sin defensa
contra gamberrismo sonoro; Sea viudez auto inducida o provocada de una parte
sobre otra, eso de reñir en casa por causa de convivencia dañada por el
ayuntamiento está tan feo y tan castigado como lo de desear vengarse y “encorrer” a
tomatazos a la Banda de música que sigue
a la comitiva consistorial en su deambular tras la Reina y sus damas por no
meterse en líos con las autoridades.
Ciertamente fue un
acierto irse del pueblo y reconciliarnos con la humanidad viendo a los
ciudadanos de capital ir de normal por la vida sin agredir a los demás, recibir
amabilidad y calidad hostelera, calor sin agobio de ruido y por estar la urbe semivacía
prevalecía las ventajas urbanas sobre el incordio vocinglero de la muchedumbre.
Ya pasó todo, pero sigo sin ver el
porcentaje de gente que justifica tanto gasto y tanta floritura festera convirtiéndonos
el entorno residencial y tu vida diaria en un como para ir a mear y no echar gota.