Por Huevos y A por huevos, lo de menos es cumplir el fuero
Seguimos bajo aldeano síndrome de bloqueo social pues vamos al futuro como el cuento de la lechera, borrachos de auto engaño en
Empanada mental colectiva, perdidos o dispersos por el laberinto creado entre deseos y realidades.
Hace tiempo que se confunde turismo y visitante con gallina de huevos de oro, que no se quiere ver y llamar las cosas por su nombre evaluando lo que hay por lo que se ve y no por lo que se desea, adecuándose a esa realidad para adaptarse a ella y mutarla en ventaja o beneficio. Fuera de la emigración laboral y la segunda residencia, más o menos de larga temporada, apenas hay nicho de mercado potencial durante más de los 2/3 del año para nada diferente y las opciones de futurible son muy magras por mucho que se ansíen y esperen. Hora es de pensar más en los que están que en los que están por acudir al reclamo y ponerse a trabajar con los mimbres que se tienen si se quiere hacer cesto para huevos y no quedar siempre en leche derramada por el suelo y sin provecho.
Confundir el huevo de zurcir calcetines con el de gallina es algo grosero pero posible ya que se da a menudo entre gente con problemas de miopía o cortedad en vista intelectual. El andar siempre buscando los huevos de oro tiene esas cosas, pues las anteojeras tienden a no dejar ver más que un solo punto y ver una futura despensa solo en sus sueños, tomando como alimento a las golosinas aparentes tales como huevos de pascua (comestibles algunos pero pintados todos) y tomarlo todo como promesa paliativa donde solo hay o matrioskas de madera (muñecas rusas) o bolas huecas, e incluso esos placebos para niño de plástico o chocolate envuelto, con sorpresa de muñequito infantil dentro.
Hay huevos de gallina, de avestruz y de serpiente, nunca se sabe lo que se incuba realmente pero el ser humano tiende a dar por fruto del huevo cualquier acto visceral en imposición de su santa voluntad frente a los demás y su fuero. Que poco tiene que ver eso con lo de echarle huevos a la cosa, poner los huevos encima de la mesa, o el más de aquí: els collons son pera les ocasions.
Sigo alucinando del reparto de dinero público para campañas mercantiles, privadas y sufragadas, de rifa, sorteo y lotería, sea coches sea lo que sea pero con mi dinero contribuyendo a ello por mandato político, en beneficio de asociaciones civiles sectoriales locales que debieran auto financiarse sus iniciativas mercantiles, no disfrazando su lógico objetivo de lucro presentándose como campañas oficiales de turismo y fomento del consumo. ¿para cuándo un sorteo comunal que nos regale el pago de impuestos anual a quienes pagamos de todo y por todo, a todos y para todo? Llevamos cuatro años contribuyendo comunalmente a las iniciativas tontas de quienes no aciertan a dar la solución efectiva a sus problemas sin entender las causas reales de su propia crisis, no buscando remedio per se como otra cosa que no sea inyectarse dinero público para sus ideas. Y todo sube en ingresos menos el sonrojo y el rubor colectivo por los desatinos y flatos del gasto porque somos nuevos ricos y nos prometemos perdices para siempre olvidando que la carnaza se acaba.
Sobre huevos como gastronomía y güevos como comportamientos, tenemos frases de todo los gustos.- Hay huevos rotos, escaldados o escalfados, pasados por agua, cocidos o duros, fritos e incluso podridos (huevos chinos de esos llamados de 1000 años) o crudos, para saciar el hambre pero aunque el refranero dice que no se puede hacer tortilla sin romper un huevo, se ha inventado lo de la de-construcción de la tortilla y toda excentricidad es poca para imitarla como si fuera remedio y bicoca. Andamos liados en experimentos culinarios de cocina que no de culo y, en esas, las de engañar la vista y el paladar (pagando un huevo por ello) se basa tanto la nueva cocina como la forma generalizada de regir asuntos comunales y cumplir el propio ordenamiento en contrafuero según convenga a pesar de existir dictámenes de Tribunales y sentencias, inoperantes cuando nos contrarían.
Veamos algún mosqueo sobre la realidad percibida, ¿Por qué se acata y no se cumple un mandato judicial imperativo cuando el obligado es uno y no otro? ¿Por qué se reabre al público la libre circulación por una zona comunal que fue privatizada anormalmente en su parte hacia el mar y no sobre la parte hacia la montaña que continua con barreras de bloqueo al paso? simplemente porque nadie quiere, ni le importa, que rija el fuero o el principio de igualdad legal sino que tan solo importa el sostener compromisos con quienes interese o convenga frente a los demás damnificados o perturbados en sus derechos, antes que la defensa de un principio.
Así nos va, incubando la serpiente con la sola moralidad del triunfo permanente del contrafuero siempre que sea bajo paraguas oficial contra quien le pese o dañe, pensando en la falta de respuesta a la queja, el silenciamiento de quien se oponga y denuncie, el silencio cómplice de todos, por adhesión incondicional ciega de fervor o por pagado u olvidadizo, con la ayuda del tiempo que entierra un escándalo con otro siguiéndole, impunidad con prescripción, daño con indemnización, error con olvido, frente común de afectados por la reparación de un desafuero con el descrédito difamador del solitario individuo que planta cara luchando por su fuero vulnerado.
Hace tiempo que se confunde turismo y visitante con gallina de huevos de oro, que no se quiere ver y llamar las cosas por su nombre evaluando lo que hay por lo que se ve y no por lo que se desea, adecuándose a esa realidad para adaptarse a ella y mutarla en ventaja o beneficio. Fuera de la emigración laboral y la segunda residencia, más o menos de larga temporada, apenas hay nicho de mercado potencial durante más de los 2/3 del año para nada diferente y las opciones de futurible son muy magras por mucho que se ansíen y esperen. Hora es de pensar más en los que están que en los que están por acudir al reclamo y ponerse a trabajar con los mimbres que se tienen si se quiere hacer cesto para huevos y no quedar siempre en leche derramada por el suelo y sin provecho.
Confundir el huevo de zurcir calcetines con el de gallina es algo grosero pero posible ya que se da a menudo entre gente con problemas de miopía o cortedad en vista intelectual. El andar siempre buscando los huevos de oro tiene esas cosas, pues las anteojeras tienden a no dejar ver más que un solo punto y ver una futura despensa solo en sus sueños, tomando como alimento a las golosinas aparentes tales como huevos de pascua (comestibles algunos pero pintados todos) y tomarlo todo como promesa paliativa donde solo hay o matrioskas de madera (muñecas rusas) o bolas huecas, e incluso esos placebos para niño de plástico o chocolate envuelto, con sorpresa de muñequito infantil dentro.
Hay huevos de gallina, de avestruz y de serpiente, nunca se sabe lo que se incuba realmente pero el ser humano tiende a dar por fruto del huevo cualquier acto visceral en imposición de su santa voluntad frente a los demás y su fuero. Que poco tiene que ver eso con lo de echarle huevos a la cosa, poner los huevos encima de la mesa, o el más de aquí: els collons son pera les ocasions.
Sigo alucinando del reparto de dinero público para campañas mercantiles, privadas y sufragadas, de rifa, sorteo y lotería, sea coches sea lo que sea pero con mi dinero contribuyendo a ello por mandato político, en beneficio de asociaciones civiles sectoriales locales que debieran auto financiarse sus iniciativas mercantiles, no disfrazando su lógico objetivo de lucro presentándose como campañas oficiales de turismo y fomento del consumo. ¿para cuándo un sorteo comunal que nos regale el pago de impuestos anual a quienes pagamos de todo y por todo, a todos y para todo? Llevamos cuatro años contribuyendo comunalmente a las iniciativas tontas de quienes no aciertan a dar la solución efectiva a sus problemas sin entender las causas reales de su propia crisis, no buscando remedio per se como otra cosa que no sea inyectarse dinero público para sus ideas. Y todo sube en ingresos menos el sonrojo y el rubor colectivo por los desatinos y flatos del gasto porque somos nuevos ricos y nos prometemos perdices para siempre olvidando que la carnaza se acaba.
Sobre huevos como gastronomía y güevos como comportamientos, tenemos frases de todo los gustos.- Hay huevos rotos, escaldados o escalfados, pasados por agua, cocidos o duros, fritos e incluso podridos (huevos chinos de esos llamados de 1000 años) o crudos, para saciar el hambre pero aunque el refranero dice que no se puede hacer tortilla sin romper un huevo, se ha inventado lo de la de-construcción de la tortilla y toda excentricidad es poca para imitarla como si fuera remedio y bicoca. Andamos liados en experimentos culinarios de cocina que no de culo y, en esas, las de engañar la vista y el paladar (pagando un huevo por ello) se basa tanto la nueva cocina como la forma generalizada de regir asuntos comunales y cumplir el propio ordenamiento en contrafuero según convenga a pesar de existir dictámenes de Tribunales y sentencias, inoperantes cuando nos contrarían.
Veamos algún mosqueo sobre la realidad percibida, ¿Por qué se acata y no se cumple un mandato judicial imperativo cuando el obligado es uno y no otro? ¿Por qué se reabre al público la libre circulación por una zona comunal que fue privatizada anormalmente en su parte hacia el mar y no sobre la parte hacia la montaña que continua con barreras de bloqueo al paso? simplemente porque nadie quiere, ni le importa, que rija el fuero o el principio de igualdad legal sino que tan solo importa el sostener compromisos con quienes interese o convenga frente a los demás damnificados o perturbados en sus derechos, antes que la defensa de un principio.
Así nos va, incubando la serpiente con la sola moralidad del triunfo permanente del contrafuero siempre que sea bajo paraguas oficial contra quien le pese o dañe, pensando en la falta de respuesta a la queja, el silenciamiento de quien se oponga y denuncie, el silencio cómplice de todos, por adhesión incondicional ciega de fervor o por pagado u olvidadizo, con la ayuda del tiempo que entierra un escándalo con otro siguiéndole, impunidad con prescripción, daño con indemnización, error con olvido, frente común de afectados por la reparación de un desafuero con el descrédito difamador del solitario individuo que planta cara luchando por su fuero vulnerado.
No hace mucho, afeándole a un político su falta de respuesta a una queja vecinal sobre el ruido nocturno de bailes hasta el amanecer que lesiona su derecho a vivir como morada en sus propias viviendas, acabó diciéndome algo así ¿con que te conformarías que se hiciera al respecto? Inútil era seguir explicando que es el fuero y no el huevo de una supuesta mayoría -que no lo es tanto- lo que debe prevalecer y aplicarse. Decidí dejar de intentar convencer a quien no quiere entender. No hablaré más de huevos ni de cabezas, ni siquiera de la inevitable mierda del palo de un gallinero sino de corral sin gallos, gallos desplumados o pollos sin cabeza, gallinas desplumadas o gallineros hacinados y ruidosos con la luz encendida o apagada para engañar el día con la noche, ni del difícil oficio de sexador de pollos... por no decir ni pio haré un exilio personal de Piolín desengañado y viejo, sin plumas, aburrido y encerrado en su jaula descorazonado por la falta en su vida del desaparecido equilibrio de su anterior vida entre el gato Silvestre y la abuelita que lo cuidaba.