Cuando
un Candidato apela a la Candidez de los ¿indecisos? votantes argumentando que
si no gana él vendrá el caos con los otros que le rivalizan, no está actuando
de Cándido sino de Pánfilo y mejor le hubiera sido que su asesor de campaña le
hubiese aconsejado hacer de Don Tancredo en esta charlotada cuatrienal del
Juego de poltronas municipales que en conjunto se parece a la Banda cómico-taurina
del Empastre (valencianismo que no significa Empaste sino
Estropicio o amasijo en revoltillo de cosas con resultante cuasi escatológica)
Fue Luis XIV quien decía aquello de que él era
el Estado personalizando toda virtud en sí mismo y después murió igual que su
hijo Luis XV que se creía tan que se pensaba inmejorable puesto que después de él
vendría no ya el Caos sino el Diluvio …y no vino el Diluvio tras de él sino
otra cosa para su heredero Luis XVI . El Juego soberbio y vanidoso de
engreimiento personal lleva a la imprudencia intelectual; el Conmigo o contra
mí, es miedo más que Poder pues se olvida de que uno también puede ser
Indiferente o prescindible, o recambiable…hasta para sus incondicionales.
De
niño me llevaron a un espectáculo tipo El Bombero Torero y no paré de reírme espasmódicamente
cuando mis mayores me hicieron leer la matrícula del coche que hacía de picador
en la bufonada: Era KK-P2 y pese a mi candidez infantil lo escatológico siempre
despierta humor pues es sabido que los niños conectan los ojos con el cerebro
mejor que los adultos.
Lo
dicho, cambia de asesor y personaliza tus logros como méritos sin exponer tu
temor a los demás que vengan pues solo teme al caos quien no cantaba aquella canción cuartelera de Viva
el Follón bien “organizao” porque con ello unos currelan y otros viven bien. Y
es que para muchos lo que se teme es que el reparto de esfuerzo y canonjía cambie
de mano en vez de prorratearse por igual.
Lo digo sin acritud y sin animo de señalar a nadie por mejor que otro.