domingo, 18 de noviembre de 2012


¿Son Teorías de la conspiración ó  sufrimos la conjura de los necios?
Cuando los problemas se multiplican y reiteran cebándose con uno, y al observar que tienen siempre un mismo o parecido origen, solemos decirnos Parece como si la tuvieran tomada conmigo pues no parece casual que los acontecimientos se sucedan sin tregua, creándose una madeja de enredo que nos atrapa.

 Cuando es repetitivo el foco de conflicto que causa nuestro malestar o cuando parece que estamos en el punto de mira permanente de algo o alguien que nos complica la vida, lo más lógico es no creer ni en la casualidad ni en el azar  o ruleta de la fortuna.
   Cierto es que uno es un mindundi y no es importante, ni representa amenaza, ni despierta interés para nadie como para ser personalmente destinatario de especial inquina u ojeriza, pero a estas alturas de la vida uno percibe como que siempre hay algo detrás de cada agresión recibida: el Cui prodest? ¿A quién beneficia?
 Quizá con la edad uno se vuelve obsesivo de manías persecutorias pero he aprendido escaldado que, sobre todo en los sitios pequeños, Siempre hay indicio de trastienda y trasfondo en todo lo que ocurre y raramente, solo a veces, es algo fortuito o no buscado con especial saña, aunque sea tema menor cuyo resultado nos parezca inocuo siempre resulta inicuo, por más que lo tengamos por fruto casual de una maquinaria burocrática que aparentemente marcha sola, sin timonel ni rumbo prefijado.
   Es como si nos hubiera pillado dentro de la cacharrería el elefante administrativo sin poder salir de ese lugar ni escapar de sus pisotones .

Entre la Paranoia como trastorno delirante y la sospecha de una realidad del trasfondo acosador que perturba nuestras vidas  -oculta pero semi intuida- hay un punto medio que va más allá del piensa mal y acertarás.   De acuerdo, la teoría de la conspiración no existe  pero no diría yo que eso de la conjura de los necios sea algo descartable, sobre todo cuando basta un paquete de folios y un ordenador con un funcionario a piñón fijo, para que te recuerde (y dispare) siempre que vence el plazo burocrático de cualquier obligación que tengas o se quiera ser implacable e inexorable con la aplicación de leyes y reglamentos.  
       Ya se sabe aquello que dijo un ex-presidente de que hay unos más iguales que otros, frase que me viene a cabeza cuando noto la permeabilidad y flexibilidad  en aplicar la jungla de normas y ordenanzas como una constante que nunca se aplica sobre algunos y tal parece ser que si lo es siempre sobre otros.
  Tal vez todo sea paranoia nuestra en manía persecutoria y la realidad solo esconda un agobio por alto nivel de limitación gestora o de escasa competencia funcionarial. Pero...

Vecinos y Visitantes.-        los Orpesins de 1ª, los del montón, y los demás: los innombrables de (-1) categoría:
Untermensch («subhombre» o «subhumano» en alemán) era la forma de referirse a los hombres inferiores por cierta ideología política de la que no quiero acusar a nadie porque no viene a cuento establecer similitudes, ni es cosa de entramparse en adjudicar peyorativos calificativos a destiempo. 
 Y no personalizo el tema direccionalizando el foco en localidad y autoría, porque no creo que señalar con el dedo o denostar en el insulto sirva ni como desahogo en claro signo de impotencia y porque el decir palabras gruesas no ayuda a corregir nada sobre ciertas cosas insanas que me parece observar en la sociedad civil de nuestros días.
   Saco a colación esto de dividir a los hombres en super y sub, como observación que hago de una práctica sociológica que creo ver en nuestro mundo, y no mezclo en ello juicio de ideología ni bandería política, porque si metemos el foco del juicio político sobre las cosas, que es el vicio nacional, acabamos siempre tirándonos trastos a la cabeza y desenfocando las cuestiones hasta olvidar de que trataban, quedándose problemas sin resolver y enmarañados en debates estériles para perder tiempo. 
 Así pues que nadie lea que llamo nazi a nadie porque no deja de ser anécdota esta coincidencia con el hecho de constatar un desvío en las formas de regir lo comunal bajo una tendencia discriminatoria entre vecinos (positiva o negativa) que en la práctica, y al paranoico parecer mío, nos divide democrática y dramáticamente en tres categorías distintas de ciudadanos:
 
   Los de primera (familiares, amigos, parroquianos, una selecta parte de votantes y afiliados del grupo que manda), los del montón (los más de los votantes del que mande, simpatizantes, incluyo en este sector a indiferentes junto a desconocidos y anónimos, nacionales o extranjeros, aunque lleven mucho tiempo residiendo entre nosotros) en grupo social con un denominador común de falta de interés y relevancia social para quien manda excepto en tiempo de elecciones. Finalmente los demás (los innombrables y desterrados del interior, o  sea, aquellos que llevan la contraria, opinan en contra o se oponen a quien manda aunque sea puntualmente por estar afectados en algún caso)

¿Exagero? Dígame Ud. qué pensaría si observa como un escrito de queja vecinal por ruidos sufre un análisis previo de los firmantes acerca de si están empadronados, y en que calle, para así determinar en respuesta y valoración de la queja nada sobre lo que se plantea, ni su posible solución, sino atender únicamente los datos sobre los autores de la queja, esclarecer e identificar a quiénes son los que lo plantean.
   Es tanto como decir que uno no puede opinar sobre un charco o farola si no está delante de la puerta de su casa, o que si no está censado en el lugar (voto local imposible en elecciones y por lo tanto es inútil mimar porque no supone nada electoralmente) y como es residente temporal (paga impuestos pero no vota) tampoco merece respuesta ni atención a lo que expone en queja.  
    O sea que ud, siempre será forastero para esta comuna por mucho que pague altísimas contribuciones, así que riase de esos slogans oficiales de por aquí Con el Turismo y Felicita las fiestas a Vecinos y Visitantes, porque solo cuentan los que cuentan y me temo que esto, sin quererlo ni buscarlo, ha degenerado hasta el punto que el cuasi-PER local consiste en financiarse de forasteros-inversores-visitantes a base de venderles casas para pagar contribuciones engrosando las arcas comunales. Imaginese lo que da de sí el tener alrededor de 23.000 casas pagando y surtiendo a las necesidades de 10.000 censados gastando .
 
   Dislate monumental que retrata lo que hay en muchos sitios de estos páramos y andurriales urbanos no capitalinos: Fuera de pagar impuestos en plazo y de tener que pedir permiso para casí todo lo que se haga de puertas afuera de propia casa, la tropa ciudadana, según parece en su mayoría, No nos merecemos la más mínima atención personalizada excepto ser objetivo de la investigación preventiva-policial por significarnos y salirnos de la fila.
   Nada les importa, o muy poco, a nuestros servidores públicos el que se ajuste o no a derecho una queja, que sea cierta o no, que tenga fundamento o sea una banalidad, que seamos muchos o pocos –eso de las mayorías no siempre es el mejor índice para valorar si algo es o no correcto- ni parece que tampoco hace falta exponer argumentos para tener o no tener razón y razones. Solo parece que importa el descalificar y relativizar a quien se atreve a decir algo incomodo que no se quiere ni oír ni tratar.
  En definitiva, sin resolver la queja ni atenderla, se hace lista indagatoria para ignorarlos y dejarlos sin siquiera una respuesta de atención en acuse de recibo. Ya se sabe que para la masa primaria nunca hay problema de lo que no se habla ni se comenta. Simplemente no existe aunque todos lo perciban.
Las Tretas y Argucias de la Casta de los Elegidos .- Puedo entender el uso de la argucia del silencio administrativo eufemismo de dar la callada por respuesta- como treta para soslayar incomodas cuestiones pero balbucear, oficial y públicamente, alusiones a la condición personal de los firmantes, ninguneando el asunto en recuento individual de su domicilio y situación censal, es dar oficiosa cuenta del asunto separando a ciudadanos en hombres y subhombres (con pleno derecho o sin derecho).   
   Alguien debería obligar a los electos, y aspirantes a cargos, a asistir a cursos de actualización en pautas y comportamientos deseables para la buena gobernación del común vecinal. De ser ciertas las noticias que me llegan sobre sus comentarios y reflexiones emitidos acerca de las quejas que se le expone y a la vista de la nula inquietud y motivación que les suscita el tema, viendo el fondo y nivel de las disquisiciones intelectuales al caso que se produce entre la clase política local, hay motivo para afirmar que es mejor salir huyendo de aquí cuanto antes, porque ni en esta generación ni en la siguiente sacaremos nada en claro sobre nada que nos afecte e interese resolver.
   Todas las piezas y temas se escapan vivos del debate social que flojea de cotilleo anecdótico o sinsustancial, poniendo demasiado el foco sobre lo superficial y si hablamos del pizarrón de redes sociales, visto los enganches apasionados de algunos en su onanismo y enanismo mental, mejor no asociemos ideas hablando de aquello de darle un lápiz a más de un tonto.
    Esto de ser- y presentarse- los mejores de entre nosotros no parece bastar para tener el nivel deseable que nos merecemos. Nuestros Ungidos por las Urnas, y los aspirantes a serlo, adolecen de alguna carencia de la que no son conscientes, como por ejemplo ponerse en lugar de los que sufren las consecuencias de sus actos y decisiones antes de tomarlas, pero... es lo que hay.
    Este ha sido el trato recibido no solo de quien manda sino del resto de grupos opositores, a quienes también se les pasó el mismo escrito razonado de malestar vecinal por un tema local de exceso de disco-móviles y ruido nocturno en botellón oficial.
   Todos me demuestran, según creo observar, desconocer los mínimos rudimentos de cortesía y desatienden las menores pautas de servicio obligado para con el público. Idea de servicio público que deberían tener si quieren servir a la única razón de ser y estar en donde están. Vota y calla hasta dentro de cuatro años.
      Ya saben aquel chascarrillo de que al amigo había que darle hasta el... si hiciese falta, al enemigo siempre darle por el… y al indiferente se le aplicará la legislación vigente. Pues eso, así andamos, así nos va.
  
No tiene remedio el patio .- A 16 de noviembre ya se están montando adornos de Navidad como esa estrella en el castillo que fue pueril ocurrencia de hace años. Es como si la crisis se vaya a curar y remediar adelantando fechas y escaparates tentadores para el consumo en incentivo de compras navideñas, cuando todos saben lo que hay: Unos en paro, otros sin la extra y todos cobrando menos y pagando más por todo y para todo.
  Claro es que enfoscada en su propia dinámica comercial hay una mercantil interlocal o comarcal que, a su bola, mezcla Navidad con oferta lúdica del Puente de la Constitución  y es que la cogorza por ansia del negocio nos ciega el paso neuronal por el occipucio.
    No da para más el caletre medio que gozamos en general por casi todas partes, seguro que hay otros mundos pero están por el Más Allá.

jueves, 1 de noviembre de 2012


Nadie sabía que ya estaban todos muertos desde mucho tiempo atrás.-
         Y seguían creyéndose vivos, se pensaban que aun seguían rigiendo los destinos y el futuro de su propia ciudad como si solo fuera cosa de tiempo el salir del pozo.  Acostumbrados a vivir encerrados en sí mismos,  confundiendo individualismo con insolidaridad, se desatendieron de su entorno en el lugar donde residían, explotando el paisaje y esquilmándolo hasta un punto de no retorno. Lo que para ellos solo fue ocasión de negocio fue la causa de su muerte en vida como población y sociedad. Ahora ya solo eran menos de la mitad de los que residían en el lugar y no captaron que con un pequeño paquete de votos foráneos se decantaba el resultado hacia donde conviniera.
    

 Nadie vio ni quiso ver la tormenta, porque no hay peor ciego que el tuerto que se tapa el ojo sano, y fue inútil alertar sobre que las cosas estaban inmaduras o fuera de lugar; solo importaba desbrozar monte urbanizando todo a la vez sin pensar en la necesidad del barbecho como terapia de descanso para no perder fertilidad; era fácil suponer que tras saturar el territorio de casas venía el relleno de personas al venderlas y ocuparlas –más o menos temporales o efímeros- y se les creía inversores o turistas cuando realmente fueron un postizo en censo añadido de jubilados, emigrantes, y… poco más.   La ciudad de Puertas Abiertas, que buscaba Turistas y Visitantes para medrar de ellos, se convirtió en la ciudad donde todos eran forasteros y no se reconocían entre sí.

La confusión, desorden y precipitación, en lo que ellos creían progreso y desarrollo les  cambió formas de vida y subordinó intereses al altar inmobiliario todo esfuerzo laboral y ocupacional, matando de raíz cualquier otra opción o salida de vida.
  Al calor del negocio llegaron oportunistas y aficionados, junto a buscavidas de todo tipo, en busca de tajada y…lo lograron. Hicieron caja y se fueron. Aquí quedó las migajas con el amontonamiento de casas y gente, el cerramiento de vistas y horizontes - el físico de paisaje y el de expectativas en futuro personal-   y , sobre todo eso, el caos organizativo porque nadie estimaba que era prioridad poner el carro siempre detrás de los bueyes, las labores previas a todo objetivo y sembrando solo cuando el terreno estaba preparado de antemano.   Empezamos la casa por el tejado e hicimos ciudad solo a base de crear calles y direcciones de trafico, sin nada más.
   Nadie supo salir de la vorágine inmobiliaria y especulativa de tener únicamente al suelo como fuente de riqueza en su traspaso y transformación especulativa. Todos creyeron posible que hubiera Vacaciones todo el año para vivir de ello como si la obligación general de la humanidad es salir de casa a enriquecer los sitios de playa.
   Solo el cartón piedra se estableció como explotación económica posterior, sin que de este menguado pastel posterior quede ración alguna para ser probada por los viejos vecinos que, hoy por hoy ,solo son muertos vivientes en su propia ciudad, zombis sin saberlo y luchando por obtener peonadas, sin acertar con sus salidas en iniciativas empresariales que les son hurtadas y asfixiadas por monopolios cuasi feudales.
  Somos todos Arqueología pura, sin interés siquiera para nosotros mismos, incapaces de explotar propios recursos porque nos los han vendido y malbaratado.

Morir de éxito es en realidad un hispánico eufemismo de fracaso por imprevisión tras una fiebre exponencial de euforia al verse en crecimiento expansivo. Es final de toda flor de un día cuando se yerra en objetivos y planes; cuando se busca inconscientemente Pan para hoy y Hambre para mañana, o se abarca más de lo que se puede, o cuando se mete uno en oportunista negocio que es ajeno a su cualificación o preparación personal, compitiendo todos por lo mismo y actuando a la vez sobre el mismo filón o veta. Resumo: esto s’acabao porque nunca fue a ninguna parte y nadie usa neuronas para salir del pozo qu’está agotao.
Ciudades perdidas.- 
Hay quien cree que es cosa de la antigüedad y no del presente pero todo puede desaparecer  como sucedía en aquella magnifica película "La Leyenda de la Ciudad sin nombre" de 1969.
 Siempre me viene a la memoria cuando rememoro lo sucedido en la Oropesa del XXI y pienso en la evolución más desfavorable posible cuando se decante la realidad a que estamos avocados. No existe la eternidad para las cosas humanas ni perdura en el tiempo nada de nuestros sueños.
  Varados en la playa de pensar siempre en dedicar fiestas a vecinos y visitantes, como sempiterno slogan oficial en simplismo local que realmente antepone la dependencia y el agasajo a los de fuera antes que su propia supervivencia anual y residencial, pensando en que esa es la solución y modo de vida local.
   El Melting-pot o puchero de olla cultural, el crisol de razas que nos vendieron como lógica natural evolutiva de la humanidad no ha sido tal y como se preveia: un mestizaje de asimilación integrador y enriquecedor. Es como lo de la deslocalización y el mercado global : un caramelo envenenado. Creamos puestos de trabajo e importamos mano de obra, duplicamos censo y desaparecemos los que estábamos de antaño, pasando a la cola junto a todos los que, por lógica e imperiosa necesidad, nos adelantan en requerir ayudas y subvenciones. Dotaciones y recursos sobrepasados apenas cubren lo imprescindible y ahora...pintan bastos por el exceso manirroto de las finanzas públicas. Solo nos queda pagar y pagar, por nosotros y por los demás.
  Las imaginativas respuestas al punto muerto que observo solo pasan por sortear rifas de hipotecas y coches olvidando que la nueva vecindad, que hemos creado en este amasijo de calles y casas, por su edad, entre otras razones visibles como la de no ser activa laboralmente en su mayoría, está más cerca del gasto en consumo de servicios y prestaciones que del gasto productivo  inversor en dinero circulante como fluido revitalizador de una economía local "por todo el año".  
Nunca habrá solución de futuro si solo se piensa en Vacaciones y Servicios estacionales de ocio, creando un puchero recaudatorio de inmuebles para mayor gasto en consumo improductivo comunal. Aquí solo gana quien cobra tributos e igualas de obligado pago.
  En fin, que estamos en fecha de difuntos y hay que dar un recuerdo a nuestros antepasados. De la tontería del Jalogüin (Halloween) que es banal moda como aquella de bautizar niños con nombres de telenovela hablaré otro día porque lo que deprime es el importar tradiciones de otra cultura, por mimetismo simplón, dándole barniz laico a las nuestras, que ya existían de antiguo y así se convierten en insustanciales cuentos de disfraces, brujas y terror ligth, para gozo de madres paseando sus niños tan monamente vestidos,  lo que siempre fue cosa de ánimas y difuntos en sentido trascendente y respetuoso hacia ellos, para algunos con creencia en la otra vida para otros con recuerdo cariñoso en su memoria.