sábado, 29 de agosto de 2015

Veraneadas orpesinas

Hartazgo Estival.- Ayer 18 de agosto, martes, era un agobio deambular en compras por el pueblo ante la aglomeración foránea de gente y coches en anárquico paseo a ninguna parte,  lo que hacía imposible toda gestión. La cola del Estanco salía del local y daba la vuelta a su chaflán como en los mejores tiempos del racionamiento; en la tienda hice varias entradas y salidas sin compra por la puerta grande y sin aplauso al desistir siquiera de coger número para ser atendido, optando por intentarlo a la media tarde lo que fue alternativa inteligente y eficaz. Hoy 19, miércoles, la normalidad mañanera es no esperar para comprar y la cajera me dice que según la gente le comenta es porque muchos ya se han ido por la lluvia. Mayor simplismo bobalicón no puede darse en el análisis sociológico del fenómeno turismo- veraneante playero. O sea, en ingenuidad de análisis aldeano voluntarista se concluye que uno al no poder amontonarse con las sombrillas por nublado, decide anular vacación no agotar las pernoctaciones pagadas y meterse en atasco de carretera por lo que compran compulsivamente para el viaje de regreso y por ver ese nubarrón dibujado en dos telediarios seguidos, creen que en la zona mediterránea la temporada de monzones comienza a mediados de Agosto… cuando aquí en esta Península (antes llamada España) no hay trastorno climático (fuera de los mosquitos y el latazo de tertulias monotemáticas ) que dure más de 2 o 3 días en anomalía o temporal seguido de lo que sea: calor-granizo-frio-viento-nublado y demás meteoros que son naturales excepto la aurora boreal que es cosa de otras tierras.
 Francamente esto es un sin vivir residencial  a cuenta del cuento historia-histeria por el que se llama turismo a cualquier cosa y cualquier actividad pugna por hacer temporada para salvar y mantener caja estando todos celosos y recelosos entre sí: Unos bares montan un organillo en la plaza y consiguen que el ayuntamiento bautice como evento musical a un simple reclamo para vender más refrescos; vetan y bloquean peatonalmente una zona urbana solo para ocupar la calle con sus mesas y desconciertan a los vecinos dándoles una tabarra bailona con más aforo y espacio que bailadores potenciales pero, eso sí, incordiando los domicilios que no pueden huir del negocio ni del ocio ajeno. Las fotos son de antología del disparate urbano: la imagen muestra-demuestra que ese político con misión inspectora de los viales no dispone de llave de tuercas u operario subordinado para corregir el árbol multidireccional de señales alteradas por el viento.
 Vaya guateque de huate-mala a Guatepeor en el que andamos metidos todos nosotros-ellos y los cuates que nos visitan. Será que no ven esa ¿nuestra? cadena tv local donde todo el verano es titiriteros y castillo de fuegos. No cambiaremos pues chochos con el estribillo “que bonico es el meu poble” y en bucle nostálgico de aquel paisaje que fuimos solo se acierta a esbozar juegos de niños como “dinamizador estival”. Por cierto alguien ha notado que mal se puede desear visitar el casco viejo si todo se reduce a calles con ventanas cerradas y ningún punto donde parar para tomar agua y/o aliviar micciones. Pues eso.

No se cansan.- Cuando no hay más cera que la que arde es tonto querer llevar luz a otros lugares de penumbra intelectual. Queda poco para finalizar Agosto y circula entre nosotros el mantra de alivio “ya queda poco para que se vayan y retorne la normalidad” como olvidando el sempiterno y plañidero lamento de queja sobre que nunca nos contenta el resultado por mucha gente que venga y nadie se plantea si compensa este trastorno amor-odio, deseo-necesidad, disfrute y goce frente a incordio y molestia, que supone toda esta migración milonga playera vacacional, que nos desborda y engulle, alterándonos la vida residencial y comunal hasta extremos insufribles. A fin de cuentas vender más bolsas de pipas, latas de refresco o cucuruchos de helado, no justifica hablarnos del “retorno económico” como maná que produce en una población este bobalicón trasiego de mochileros festivaleros, runners trashumantes y despistados espectadores de toda suerte de guiñoles con ánimo “dinamizador” para tener la veraniega perdiz, feliz y mareada, entre ocio-negocio que le distraiga a los niños, les seduzca y aletargue el propio aburrimiento que la gente tiene por sí misma cuando es incapaz de entretenerse con un palo si no tiene pilas ni conexión. Nadie lo dice pero el Verano es tiempo de hastío y hartazgo, calor y mosquitos, cañazo y tente tieso mientras te mal sirvo, hacinamiento vocinglero, playas ocupadas por sombrillas en reserva VIP, incordio y sabotaje al descanso constante por no citar las groseras interrupciones (es solo una pregunta) de cualquier acto privado o intimo que mantengas aunque sea responder al “¿algo más? del tendero que te atiende tras larga espera.
La memez social gusta de llamar ahora “runners” a lo que de siempre eran corredores y aunque se nos presente como acto local del municipio son cosas de la “Dipu (otro nivel de Administración en postizo añadido)”; esta sucesión de carreras pedestres tomando a las calles de los pueblos como patio de recreo y juego son rellenos lúdicos de calendario por más que se disfracen de eventos deportivos. Inscripción gratuita y coste en horas extra policiales u otros servicios municipales tirados como pólvora del rey en gastos no calculados ni computados de forma que viene un foráneo por su afición aparca coche, baja con su agua y toalla, juega para su minuto de gloria aunque no obtenga más que salir en prensa su nombre listado como participante… y se va a su casa o pueblo mientras que aquí nos emboba ver atascos como si fuéramos gran ciudad.
 Convendría que la Junta de estrategas locales tomará algún cursillo de método, modos y prioridades en Organización y pertinencia de tanto engorro de vallas y bloqueos con los que se colapsa de continuo la vida vecinal pues no se debe anunciar Descanso-Tranquilidad- Playas en el bus urbano sin faltar a la realidad. Buena señalización en Vías de evacuación y acceso a puntos básicos como los de Atención Sanitaria y otras ocupaciones socialmente más atendibles por los servicios comunitarios que este afán de mantenernos divertidos o entretenidos por vacaciones. Ya queda menos para que pase Octubre cuando la burricie es solo la nuestra.

Me arrepiento, me arrepiento.- Cometí la torpe estupidez de ver (y oír) una sesión plenaria municipal retransmitida en diferido por esa TV local de indefinida titularidad y patrocinio. Creí estar ante un teatrillo de aficionados debutando con pocas tablas y menos ensayos. Más actores que espectadores y dentro de los actores más silentes que parlantes, me pareció el acto más soporífero que una obra de teatro leído donde, por mucho y bien que se lean los papeles, el dramatismo lo tiene que poner la imaginación del espectador oyente. Juego floral de monólogos en Nada parecido a una sesuda Argumentación, Debate, Controversia, Discusión, Contraste de pareceres, Exposición de posturas y disensos, Propuestas y Enmiendas, datos y replicas, números y razones, pues todo el guión se reducía a soliloquios por turno, férreamente controlados por el amo del micrófono, que hace de juez y parte del cotarro, sin la menor neutralidad ni ganas de otra cosa que aprovechar la ocasión para repartir capones a sus rivales a la menor palabra que sueltan y les puede pillar en anécdota de matiz. Los temas se escapan todos vivos en el rebote de turnos de palabras entre ironías y puñaladas verbales de poca herida intelectual pues toda la oratoria es pura batalla de flores en exigencia del guión en papelón para cubrir el expediente y llegar a la votación de lo que sea, que ya está cocinado de antes y cuyo resultado aritmético es sabido de antemano sin que importe otra cosa que pasar el trámite y cobrar lo que corresponda por asistencia.
Hablaban de festejos y triplicaban la partida inicial presupuestaria con un añadido que como poco indica que nadie calcula bien los presupuestos ni les importa que sean ficticios, ya que son mutables y cambiantes a voluntad posterior lo que como mínimo indica que allá van leyes (dinero) donde quieren reyes porque puedo y quiero ya que para eso tengo los votos (Algo parecido a un trágala como el anuncio L’Oreal con su eslogan “Porque yo lo valgo”).
Un Demóstenes local adorna su intervención afirmando que no se tira el dinero por la ventana sino que con ello poco menos que se da jornal-salario a mucha gente poniendo de ejemplo ¡a los músicos y los que ponen vallas! Puerilidades que se rematan con eso de que la gente lo está pasando mal pero las atenciones sociales se cubren sin rechistar. Esto anda en una Pirámide social boca abajo donde la punta delgada son los contribuyentes soportando el peso de la base ancha de subvencionados-ayudados-necesitados-desvalidos de la fortuna y algún que otro paniaguado del sistema de cosas.
Lasciate Ogni Speranza es letrero que Dante colocaba a la puerta del Infierno y aquí – a mayor recochineo- se remacha la jugada con una “institucional” rueda de prensa posterior con mural para posado de fotos donde se vuelve a repartir mandobles contra los rivales y abiertamente se confiesa “ Si por nosotros fuera (o sea, de haber podido laminar con votos yo solo e imponer mi voluntad) no habríamos rebajado la cantidad que ponemos de menos pero es condición que aceptamos para superar el nº de votos que nos permite aprobar el asunto”. ¿Cómo esperar de la troupe política que se atienda y entienda la reparación de daños y agravios que ellos mismos causan? Silencio Administrativo y a otra cosa.     

La Gota fría de cada año, libranos Señor 


Ocurrió quizá en 1968, va para medio siglo y aunque la memoria colectiva no recuerda nada fue efeméride que pudo desembocar en tragedia. Era día de San Agustín pues la cuadrilla de quinceañeros asistíamos a un convite de Agustín Soriano en su casa y después fuimos al Circo que habían montado en la Plaza de España esquina Dr. Clará. El circo no era gran cosa pero era novedad y se anunciaba como de Teresa Rabal hija del actor que había rodado la película María Rosa en nuestro pueblo. Sonó un trueno y nos reímos-sonreímos con la malicia de quien se regodea ante lo que podía caer sobre los que no estaban a cubierto como nosotros bajo la Carpa. Segundo trueno y gotas gordas sonando en el entoldado coincidiendo con un reguerillo que entraba por la pista del circo. Más descojono juvenil y al instante un gran trueno declaró la supremacía de la Naturaleza sobre la Humanidad: La luz se fue, el aguacero desplomó la lona sobre el público y a oscuras pudimos salir gracias a los relámpagos y a que la grada impidió que la lona nos aplastara contra el suelo creando una mini tienda a modo de sombrajo circunstancial y ya al aire libre entre relámpagos corrimos a buscar resguardo hacia las casas. Recuerdo el agua fría, casi glacial, más arriba de los tobillos, los golpes de piedra de granizo lacerando la espalda de la gente en atropellada fuga por la acera pegados a la pared. Casi todo el pueblo estábamos en el circo y casi todos vivimos la inclemencia al raso en nuestra fuga. De reojo ví a nuestro nonagenario abuelo Kilo, veterano de la guerra de Cuba, con su gayata y pronto me refugié en casa familiar cercana.
La mañana siguiente fue impactante pues la acera estaba llena de chanclas, sandalias y calzado perdido en la desbandada humana, las persianas tenían agujeros como si las hubieran tirado una perdigonada (aun hoy queda alguna cicatriz visible por alguna casa) y- me dicen- había lugares donde los pajarillos muertos por la granizada hacían alfombra. No pasó nada pero pudo pasar, el circo se instaló en la confluencia de dos “carrerasas” que arramblan lluvia desde siempre y lo de la gota fría era algo sabido entre nosotros aunque no tuviera nombre de bautismo.
Quédeme turulato cuando leí un proyecto de hacer un parking subterráneo por donde estuvo el circo. Pensé en el gran aljibe que iban a crear y me sonreí. La suerte es que proyectan más de lo que realizan y se quedó en agua de borrajas. Laus Deo.    

Ayer anduvo un destartalado camión (a las 8 de la mañana, como no) limpiando albañales de pitiminí haciendo ruido de cafetera. Que no nos pase ná.