Hartazgo Estival.- Ayer 18 de agosto,
martes, era un agobio deambular en compras por el pueblo ante la aglomeración
foránea de gente y coches en anárquico paseo a ninguna parte, lo que hacía imposible toda gestión. La cola
del Estanco salía del local y daba la vuelta a su chaflán como en los mejores
tiempos del racionamiento; en la tienda hice varias entradas y salidas sin
compra por la puerta grande y sin aplauso al desistir siquiera de coger número
para ser atendido, optando por intentarlo a la media tarde lo que fue
alternativa inteligente y eficaz. Hoy 19, miércoles, la normalidad mañanera es
no esperar para comprar y la cajera me dice que según la gente le comenta es
porque muchos ya se han ido por la lluvia. Mayor simplismo bobalicón no puede
darse en el análisis sociológico del fenómeno turismo- veraneante playero. O
sea, en ingenuidad de análisis aldeano voluntarista se concluye que uno al no
poder amontonarse con las sombrillas por nublado, decide anular vacación no
agotar las pernoctaciones pagadas y meterse en atasco de carretera por lo que
compran compulsivamente para el viaje de regreso y por ver ese nubarrón
dibujado en dos telediarios seguidos, creen que en la zona mediterránea la
temporada de monzones comienza a mediados de Agosto… cuando aquí en esta
Península (antes llamada España) no hay trastorno climático (fuera de los mosquitos y el latazo de tertulias monotemáticas ) que dure más de 2 o 3 días en anomalía o temporal
seguido de lo que sea: calor-granizo-frio-viento-nublado y demás meteoros que
son naturales excepto la aurora boreal que es cosa de otras tierras.
Francamente esto
es un sin vivir residencial a cuenta del
cuento historia-histeria por el que se llama turismo a cualquier cosa y
cualquier actividad pugna por hacer temporada para salvar y mantener caja
estando todos celosos y recelosos entre sí: Unos bares montan un organillo en
la plaza y consiguen que el ayuntamiento bautice como evento musical a un
simple reclamo para vender más refrescos; vetan y bloquean peatonalmente una
zona urbana solo para ocupar la calle con sus mesas y desconciertan a los
vecinos dándoles una tabarra bailona con más aforo y espacio que bailadores
potenciales pero, eso sí, incordiando los domicilios que no pueden huir del
negocio ni del ocio ajeno. Las fotos son de antología del disparate urbano: la
imagen muestra-demuestra que ese político con misión inspectora de los viales
no dispone de llave de tuercas u operario subordinado para corregir el árbol
multidireccional de señales alteradas por el viento.
Vaya guateque de
huate-mala a Guatepeor en el que andamos metidos todos nosotros-ellos y los
cuates que nos visitan. Será que no ven esa ¿nuestra? cadena tv local donde
todo el verano es titiriteros y castillo de fuegos. No cambiaremos pues chochos
con el estribillo “que bonico es el meu poble” y en bucle nostálgico de aquel
paisaje que fuimos solo se acierta a esbozar juegos de niños como “dinamizador
estival”. Por cierto alguien ha notado que mal se puede desear visitar el casco
viejo si todo se reduce a calles con ventanas cerradas y ningún punto donde
parar para tomar agua y/o aliviar micciones. Pues eso.
No se cansan.- Cuando no hay más cera que la que arde es tonto querer
llevar luz a otros lugares de penumbra intelectual. Queda poco para finalizar
Agosto y circula entre nosotros el mantra de alivio “ya queda poco para que se
vayan y retorne la normalidad” como olvidando el sempiterno y plañidero lamento
de queja sobre que nunca nos contenta el resultado por mucha gente que venga y
nadie se plantea si compensa este trastorno amor-odio, deseo-necesidad,
disfrute y goce frente a incordio y molestia, que supone toda esta migración milonga
playera vacacional, que nos desborda y engulle, alterándonos la vida
residencial y comunal hasta extremos insufribles. A fin de cuentas vender más
bolsas de pipas, latas de refresco o cucuruchos de helado, no justifica
hablarnos del “retorno económico” como maná que produce en una población este
bobalicón trasiego de mochileros festivaleros, runners trashumantes y despistados
espectadores de toda suerte de guiñoles con ánimo “dinamizador” para tener la veraniega
perdiz, feliz y mareada, entre ocio-negocio que le distraiga a los niños, les seduzca
y aletargue el propio aburrimiento que la gente tiene por sí misma cuando es incapaz
de entretenerse con un palo si no tiene pilas ni conexión. Nadie lo dice pero
el Verano es tiempo de hastío y hartazgo, calor y mosquitos, cañazo y tente
tieso mientras te mal sirvo, hacinamiento vocinglero, playas ocupadas por
sombrillas en reserva VIP, incordio y sabotaje al descanso constante por no
citar las groseras interrupciones (es solo
una pregunta) de cualquier acto
privado o intimo que mantengas aunque sea responder al “¿algo más? del tendero
que te atiende tras larga espera.
La memez social gusta de llamar ahora “runners” a lo que
de siempre eran corredores y aunque se nos presente como acto local del
municipio son cosas de la “Dipu (otro
nivel de Administración en postizo añadido)”; esta sucesión de carreras pedestres tomando a las calles de los
pueblos como patio de recreo y juego son rellenos lúdicos de calendario por más
que se disfracen de eventos deportivos. Inscripción gratuita y coste en horas
extra policiales u otros servicios municipales tirados como pólvora del rey en
gastos no calculados ni computados de forma que viene un foráneo por su afición
aparca coche, baja con su agua y toalla, juega para su minuto de gloria aunque
no obtenga más que salir en prensa su nombre listado como participante… y se va
a su casa o pueblo mientras que aquí nos emboba ver atascos como si fuéramos
gran ciudad.
Convendría que la
Junta de estrategas locales tomará algún cursillo de método, modos y prioridades
en Organización y pertinencia de tanto engorro de vallas y bloqueos con los que
se colapsa de continuo la vida vecinal pues no se debe anunciar
Descanso-Tranquilidad- Playas en el bus urbano sin faltar a la realidad. Buena
señalización en Vías de evacuación y acceso a puntos básicos como los de
Atención Sanitaria y otras ocupaciones socialmente más atendibles por los
servicios comunitarios que este afán de mantenernos divertidos o entretenidos
por vacaciones. Ya queda menos para que pase Octubre cuando la burricie es solo
la nuestra.
Me arrepiento, me arrepiento.- Cometí la torpe estupidez de ver (y oír) una sesión
plenaria municipal retransmitida en diferido por esa TV local de indefinida
titularidad y patrocinio. Creí estar ante un teatrillo de aficionados debutando
con pocas tablas y menos ensayos. Más actores que espectadores y dentro de los
actores más silentes que parlantes, me pareció el acto más soporífero que una
obra de teatro leído donde, por mucho y bien que se lean los papeles, el dramatismo
lo tiene que poner la imaginación del espectador oyente. Juego floral de
monólogos en Nada parecido a una sesuda Argumentación, Debate, Controversia,
Discusión, Contraste de pareceres, Exposición de posturas y disensos,
Propuestas y Enmiendas, datos y replicas, números y razones, pues todo el guión
se reducía a soliloquios por turno, férreamente controlados por el amo del
micrófono, que hace de juez y parte del cotarro, sin la menor neutralidad ni
ganas de otra cosa que aprovechar la ocasión para repartir capones a sus
rivales a la menor palabra que sueltan y les puede pillar en anécdota de matiz.
Los temas se escapan todos vivos en el rebote de turnos de palabras entre
ironías y puñaladas verbales de poca herida intelectual pues toda la oratoria
es pura batalla de flores en exigencia del guión en papelón para cubrir el
expediente y llegar a la votación de lo que sea, que ya está cocinado de antes
y cuyo resultado aritmético es sabido de antemano sin que importe otra cosa que
pasar el trámite y cobrar lo que corresponda por asistencia.
Hablaban de festejos y triplicaban la partida inicial presupuestaria
con un añadido que como poco indica que nadie calcula bien los presupuestos ni
les importa que sean ficticios, ya que son mutables y cambiantes a voluntad
posterior lo que como mínimo indica que allá van leyes (dinero) donde quieren
reyes porque puedo y quiero ya que para eso tengo los votos (Algo parecido a un trágala como el anuncio L’Oreal con su eslogan
“Porque yo lo valgo”).
Un Demóstenes local adorna su intervención afirmando que
no se tira el dinero por la ventana sino que con ello poco menos que se da
jornal-salario a mucha gente poniendo de ejemplo ¡a los músicos y los que ponen vallas! Puerilidades que se rematan
con eso de que la gente lo está pasando mal pero las atenciones sociales se
cubren sin rechistar. Esto anda en una Pirámide social boca abajo donde la
punta delgada son los contribuyentes soportando el peso de la base ancha de subvencionados-ayudados-necesitados-desvalidos
de la fortuna y algún que otro paniaguado del sistema de cosas.
Lasciate Ogni Speranza es letrero que Dante colocaba a la
puerta del Infierno y aquí – a mayor recochineo- se remacha la jugada con una
“institucional” rueda de prensa posterior con mural para posado de fotos donde
se vuelve a repartir mandobles contra los rivales y abiertamente se confiesa “
Si por nosotros fuera (o sea, de haber
podido laminar con votos yo solo e imponer mi voluntad) no habríamos rebajado la cantidad que ponemos de menos
pero es condición que aceptamos para superar el nº de votos que nos permite
aprobar el asunto”. ¿Cómo esperar de la troupe política que se atienda y
entienda la reparación de daños y agravios que ellos mismos causan? Silencio
Administrativo y a otra cosa.
Ocurrió quizá en 1968, va para medio siglo y aunque la
memoria colectiva no recuerda nada fue efeméride que pudo desembocar en
tragedia. Era día de San Agustín pues la cuadrilla de quinceañeros asistíamos a
un convite de Agustín Soriano en su casa y después fuimos al Circo que habían
montado en la Plaza de España esquina Dr. Clará. El circo no era gran cosa pero
era novedad y se anunciaba como de Teresa Rabal hija del actor que había rodado
la película María Rosa en nuestro pueblo. Sonó un trueno y nos reímos-sonreímos
con la malicia de quien se regodea ante lo que podía caer sobre los que no
estaban a cubierto como nosotros bajo la Carpa. Segundo trueno y gotas gordas
sonando en el entoldado coincidiendo con un reguerillo que entraba por la pista
del circo. Más descojono juvenil y al instante un gran trueno declaró la
supremacía de la Naturaleza sobre la Humanidad: La luz se fue, el aguacero
desplomó la lona sobre el público y a oscuras pudimos salir gracias a los
relámpagos y a que la grada impidió que la lona nos aplastara contra el suelo
creando una mini tienda a modo de sombrajo circunstancial y ya al aire libre
entre relámpagos corrimos a buscar resguardo hacia las casas. Recuerdo el agua
fría, casi glacial, más arriba de los tobillos, los golpes de piedra de granizo
lacerando la espalda de la gente en atropellada fuga por la acera pegados a la
pared. Casi todo el pueblo estábamos en el circo y casi todos vivimos la
inclemencia al raso en nuestra fuga. De reojo ví a nuestro nonagenario abuelo
Kilo, veterano de la guerra de Cuba, con su gayata y pronto me refugié en casa
familiar cercana.
La mañana siguiente fue impactante pues la acera estaba
llena de chanclas, sandalias y calzado perdido en la desbandada humana, las
persianas tenían agujeros como si las hubieran tirado una perdigonada (aun hoy
queda alguna cicatriz visible por alguna casa) y- me dicen- había lugares donde
los pajarillos muertos por la granizada hacían alfombra. No pasó nada pero pudo
pasar, el circo se instaló en la confluencia de dos “carrerasas” que arramblan
lluvia desde siempre y lo de la gota fría era algo sabido entre nosotros aunque
no tuviera nombre de bautismo.
Quédeme turulato cuando leí un proyecto de hacer un
parking subterráneo por donde estuvo el circo. Pensé en el gran aljibe que iban
a crear y me sonreí. La suerte es que proyectan más de lo que realizan y se
quedó en agua de borrajas. Laus Deo.
Ayer anduvo un destartalado camión (a las 8 de la mañana,
como no) limpiando albañales de pitiminí haciendo ruido de cafetera. Que no nos
pase ná.