viernes, 29 de marzo de 2013

Y los sueños, sueños son


¿Semana Santa o Farsa laica anual?
   Entre marzo y abril de cada año se repite el mismo protocolo anual: Tráfico (poderoso departamento coercitivo, sancionador y moralista, regulando sobre el tránsito de vehículos o vigilancia de carreteras) , con sus operaciones Salida y Entrada, se adueña de nuestras vacaciones y roba el primer plano de protagonismo a la cuestión religiosa, consustancial a la Semana Santa, al comenzar la sempiterna campaña amenazante de multas diciéndonos la cantidad de guardias que piensa colocar en ruta, los millones de desplazamientos que se calculan y los radares que pondrán acechantes –por nuestra seguridad- siguiéndole una serie de manidos consejos consabidos. Ya saben eso de que un buen acollonamiento disuade más que mil consejos y una multa pagada ipso-facto y sin rechistar puede llevar un 50 % de rebaja.
(Este año nos innova el miedo con la tecnología a un paso de los drones militares o aviones no tripulados, una especie de radar-cop helicopter capaz, dicen,  de fotografiar hasta la coronilla occipital del conductor).

   Hace años que lo de recaudar vía sanción es como la pesca milagrosa en nacional veda abierta y el hecho de que los peces (automóviles y conductores de ciudad) salgan grupalmente de sus aguas urbanas y se echen a nadar tontamente por carreteras hacia la periferia, hace que durante la ruta migratoria sean un caladero-festín de ingresos de la necesitada estatal maquinaria oportunista, y este dolor-sacrificio  de ser cazado-multado, aunque sea por menudencias infractoras, es asumido como efecto colateral de vivir en manada, riesgo natural biológico de la especie humana tributaria; En simbiosis con la ocasión suelen aparecer penitenciales huelgas, en cilicio añadidas, de todo lo que más jorobe al viajero en esas fechas, dándole como dice el Romancero por do más pecado había; Descontamos las consabidas subidas de carburantes -justo en esas fechas, como siempre- y atascos o malos humos de hacinamiento generalizado que, juntos o por separado, son compañía en fuego amigo graneado muy capaz de amargar nuestras ilusiones puestas en una escasa semana de asueto.

      Sigue después el hombre del tiempo o meteorólogo, que rezuma miedo escénico por si le toca el papelón de aguar la fiesta en algún proyecto vacacional de viaje y, por saboteador, recibir el varapalo del sector hostelero de la zona afectada donde se coloca la isobara amenazante de mal tiempo.
Se supone que estamos en Primavera y la gente urbana solo entiende por buen tiempo el ponerse en traje de baño aunque sea marzo-abril y su derecho a tomar el sol, esté donde esté, por el solo hecho de ser su tiempo libre; Hace tiempo que se han dado cuenta que llamar mal tiempo a la lluvia, y al Sol buen tiempo, cuando estamos en sequia es un oxímoron que mosquea a una parte del personal pero para consumir hay que salir y para salir hay que tener sol y... dinero aunque solo sea para pagar lo justito después de multas y tributos. No todo va a ser Vía verde y coger espárragos o caracoles por los ribazos.
Nunca llueve a gusto de todos y siempre llueve cuando no hay escuela, tal y como se lamentaba un niño damnificado y perjudicado por ver su tiempo libre frustrado al tenerlo climatológicamente mediatizado por la Naturaleza.
    Y es que si antes la queja sempiterna sobre el tiempo provenía del agricultor preocupado por la futura cosecha, ahora es el hostelero o comerciante – de todo tipo, aunque no sea exactamente del tipo auto llamado empresario turístico- quien suele mirar el cielo artificial, léase pantalla de tv, para adivinar si logrará este año la vacacional ocupación plena-mínima-alguien que entre en el local y consuma algo, por la anhelada llegada de visitantes y, esa es otra, un sin vivir por esperar de ellos la cosecha que buscamos: el gasto rumboso que prolifere en eso llamado ocio ajeno para que se haga negocio propio.
    Tiempo de cosecha siempre amenazada, tiempo de recorte, rebaja y crisis, tiempo de empleo temporal y precario, tiempo de espera para engañar el balance o cuenta de resultados anual y mantener los palos del sombrajo abierto. Tiempo de desengaño aunque no queremos aceptar como lo que es y siempre fue: un voluntarista ensueño señuelo, anhelo de lograr un buen sueño que siempre acaba en malbaratado final con  un realista despertar.

  Ha ya mucho tiempo que socialmente la Semana Santa ha derivado mayoritariamente en Semana de Vacaciones: Viajes de Pascua, escapada ciudadana cuasi fiesta campestre de la primavera o relajo de días para conocer mundo si no fuera por la lluvia y la tradición familiar.
    Claro es que la Semana Santa religiosamente tenía, y tiene, su razón de ser para el creyente en dos aspectos sustanciales: el cuaresmal que acaba en Jueves Santo y la Pascua con el penitencial recordatorio de la pasión y muerte de Jesús, periodo con sus ayunos y abstinencias, para seguir con el consiguiente festejo pascual de la resurrección y… la tradición ha  generado toda suerte de emotividad más o menos profunda, imaginería religiosa más o menos barroca y recargada, más o menos solemne,  pasos y procesiones, cofradías, penitentes, nazarenos, flagelantes y empalados, tambores, clavarios y costaleros, en apretada y arrebatada pasión por su respetable fe mostrada en la ocupación del espacio público, que no se merece quedar reducido a atrezo, o utilería escenográfica como si fueran figurantes televisivos de un paisaje en unas fechas determinadas .
    En torno a la festividad religiosa hay toda una variedad de actos que deriva en colectivo espectáculo público anual, larga y trabajosamente preparado por fieles, que son los actores reales en su devoción personal y recreación figurativa de sus creencias, sin que ello debiera ser suplantado por caducos protagonismos oficiales en figuración política, ocupando balcón y vistiendo el cargo en primeras filas acotadas y reservadas. Ya tiene bemoles eso de mezclar religión y turismo mediante oficialistas declaraciones de fiestas de interés o similares memeces burocráticas.
    Transmutar todo ello en algo banal de temporada como objeto escénico-folclórico o atractivo turístico, mero espectáculo complementario del ocio vacacional, bastardeando así la tradición religiosa en la que se apoya y origina, es algo propio del oportunismo de lo mediático y lo político que impera en nuestros días. Bastardeo que lo hacen de consuno rentabilizando el fenómeno social y trivializando así el aspecto religioso al poner foco bajo aspectos de singularidad local, gastronómicos, fotogénicos y coloristas, casi como retransmisión de eventos televisados con la concesión a la anécdota humana en nonadas sobre si al salir el religioso paso, o no salir, se refleja la decepción de cofrades con frustración y pena sentida, según climatología del momento.
Cuando se programa ocio colectivo, pagado presupuestariamente y comunalmente como oferta municipal, bajo actividades lúdico-festeras para romper el tedio vacacional de turistas y visitantes, es cuando se ve el hipócrita plumero y se riza el rizo de la tontuna general de esta sociedad civil por la que hemos convertido la vida y el calendario anual en sucesión de puentes y fiestas, la lluvia en factor de torpedeo del turismo y el vacacional verano como solo eje central económico de un mundo sin objeto ni objetivos, fuera del consumo y el movimiento espasmódico por la carretera a la menor ocasión.
Post-reflexión laica.- Los slogan en anuncios promocionales de ayuntamientos publicitados en periódicos estos días, mediante pago y con ocasión de la semana santa propia en cada localidad, es de antología pueril pues parecen mercantilizar sus procesiones religiosas con ánimo de lucro por rentabilizar visitantes;  lo de las vacas saltarinas orpesinas merece mejor suerte de los hados del clima por su pertinaz constancia voluntarista en tentar la suerte fuera de temporada queriendo lograr hueco comercial o nicho de mercado en esto del lúdico esquilme al forastero.

 

domingo, 24 de marzo de 2013

Gibar y jorobar, asunto de nunca acabar


Encima nos cobran por gibarnos.- Y además se defienden de sus errores cobrándonos sus gastos de defensa a los denunciantes o perjudicados en la queja de sus errores o desmanes.

Es asunto de jobar y para jiñar, el gibar constante a nuestras vidas en que nos sostienen estos gerifaltes del neo-feudalismo democrático, con sus manejos y decisiones sobre el dinero ajeno (tuyo y mío, pero no de ellos), siempre metiendo la cuchara en todo plato que se mueva, cogiéndose las tajadas del plato (no las mejores sino todas) y llevándose hasta la cubertería en el propio bolsillo después de cada cata. No queda  un jardín sin pisar ni un presunto bando inocente sin algún dirigente que esté sin imputar o en riesgo de serlo.

Hay un dicho que dice sesudamente que prefiere a los malvados que a los tontos porque, haciendo daño, los malvados descansan pero los tontos no paran ni se cansan de…y encima no puedes odiarles porque ni se enteran del mal que causan.

Causa regodeo oírle hablar a algún político municipal jugando a orador parlamentario y diciendo de tal o cual asunto vecinal que fue aprobado por el ayuntamiento en esta o la pasada Legislatura. Habla de cosas locales, dilucidadas por ellos en sus acuerdos plenarios entre el periodo de elecciones, y dice legislatura como si anduviera metido en un parlamento local cuando apenas deberían pasar de simple gestión.
Un español que ha vivido muchos años en USA dice que visitar una web municipal de allí es obtener información de presupuestos y partidas de gasto en proyectos comunales sin enterarse apenas de como se llama el que gestiona la ciudad mientras que ver una web española es no enterarse de ningún numero de cuentas y ver muchas fotos del alcalde cortando cintas inaugurales.
Ya es de guasa la diarrea legislativa española donde se cuentan  por decenas de miles las leyes y normas vigentes por las que podemos incurrir en falta y carne de justiciable sin enterarnos de que nos hemos vuelto delincuentes
( El estrambote de leyes y prohibiciones viene por la cantidad existente y por su prolifero número anual que lo acrece dada la afición del legislador en crear, reformar, modificar, alterar, cambiar, innovar, ampliar, toda suerte de producción normas, ordenanzas, tasas, reglamentos y acuerdos o disposiciones. Llegan  a tal grado de producción que los boletines Oficiales son imposibles de compendiar y unificar, no ya por su cantidad sino porque puede ser legal una cosa en un lado y su contraria en otro)
    Si entramos en el mundo municipal hay un logrado título del libro de unos periodistas sobre el tema, que lo dice todo: La delirante España de los chiringuitos locales; Todo no, porque el libro solo denuncia las incongruencias berlanguianas de esta feria sospechosa de monipodio nacional. Agobio y angustia de ver tanta irresponsabilidad colectiva que parecemos tener y padecemos por doquier, pero  no entra a analizar el virus causante de que los chiringuitos se hayan generalizado hasta ser casi la norma y no la excepción. El virus somos nosotros mismos que andamos idiotizados por banderías y en debates de boberías, sin sancionar conductas ni siquiera con el reproche del voto en contra. Todos somos culpables y penitentes a la vez.
    Un recurso de más de 300 vecinos a los que se les demandaba por sorpresa un pago, por algo que es discutible exigirles, fue "retrasado" tras la multitudinaria protesta dejándolo en suspenso. Ahora se retoma el asunto para volverlo a pasar al cobro y rectificar cualquier defecto formal que lo hiciera ilegal, perdón quise decir a-legal. No tenemos remedio y nos tienen envueltos en litigio constante contra sus actos por ser, digámoslo en lenguaje llano,  cada decisión comunal simplemente una constante metida de mano en el bolsillo vecinal individual.   
    Resumiré el tema sin acritud, relajado y sentado: Se metieron, y nos metieron, en un berenjenal de crecimiento sin poner cimientos previos ni reflexionar sobre otra cosa que los futuribles de beneficio; los cimientos (léase infraestructuras, dotaciones y servicios) salen de una Administración quebrada  que no puede pagar nada porque a duras penas se paga su propio engranaje y cada vez ingresa menos sin llegar a cubrir ni sus deudas ni sus propios gastos de funcionamiento.
  Los palos del sombrajo se sostienen disparando el cobro de lo que sea y por lo que sea al ultimo que pasa por ventanilla .
     Ninguno de los que se dedicaron a aprobar todas las mercantiles propuestas de negocio que se les plantearon -y que ellos transformaron en proyectos de interés público por voluntad política- supo ver más allá de sus narices ni supo pensar en los demás que sufren las consecuencias de su alocado ¿desbocado? planeamiento.
    Nadie pagará por nosotros y ellos seguirán en el mismo plan en cuanto puedan. Ya saben: si ha recibido esta notificación entre el 1 y el 15 tiene hasta el 25 para pagar si no lo hace 20% de recargo y sanción...
   Esto parece como si alguien todavía esperara sentado a que pase la riada para poner el letrero de "Hasta aquí llegó..." pero sospecho que en este lacrimarum valle el tsunami purificador está aun por llegar

domingo, 3 de marzo de 2013

Vivir bajo fraude permanente


Gato por liebre, caballo por vacuno: Chorizada general y global
Decía mi padre refiriéndose al embutido de origen desconocido “Carne en calceta para el que la meta” y que se la coma el que sepa de que carne está metida dentro de lo embutido pues es que el fraude en la elaboración de “artesanías” viene de antiguo. Pero mi padre, que no confiaba ni creía siquiera en los congelados, poco podía adivinar hasta donde llegaríamos con esto de la industrialización de los alimentos y el comecocos de Bajo en sal, bajo en caloría, sin colesterol, sin azúcar ni sal ni...toda la mentira comercial alimentaria actual para seducir madres incautas e inquietas por la alimentación de sus niños, mujeres y hombres obsesos con la línea o la salud, por no hablar de los incapaces de sustentarse cocinando su propia manduca más allá de calentar en el microondas lo que sea, pero envasado.
      Ver una estanteria alimentaria de productos ligth y con toda suerte de Omega-tres, productos des-semi-o sin- , es de despiste-trampa para quien busca simplemente leche. No hay mejor disfraz que las etiquetas de los envases.
  Una vez, cierta señora leía la etiqueta de unas magdalenas delante de mi y preguntaba a la cajera si sería bueno eso de la fibra que tenían para sus cosas intestinales...me quede con ganas de decirle que con una fabada tendría suficiente viento y fibra para regular sus tripas de una sola vez por todas. 
    Ahora resulta que hay hamburguesas y precocinados “de Marca” con todos los supuestos controles fitosanitarios en donde aparece el caballo entre las vacas y terneras como treta de engaño rentable – por desmedido afán de lucro, suponemos- más que de fraude sanitario, porque al paso que llevamos esto de la inmoralidad mercantil sin freno, sirviendo solo al crecimiento expansivo, es para sorprendernos con inventos comestibles que dejan en broma eso del chistoso dar gato por liebre y el comer rata por conejo, o chuleta de perro por cordero.
     Lo de tomar pastillas y pasta dentífrica como comida  en plan astronauta se va a quedar corto en el futuro puesto que, ahora mismo, comer algo natural por más que se publicite como Casero y Tradicional. Cosa que es un imposible metafísico porque todo ya va unido a los ahora ya inseparables Sabores y Aromas artificiales añadidos, Conservantes y Colorantes autorizados llamados en etiquetado por siglas E, lo que fuera del aceite, vinagre y sal de toda la vida es de suponer que ni Dios conoce si verdaderamente hay limón detrás de eso del E-330, que es nombre del acido cítrico escrito en las latas y conservas.
    Química y negocio van de la mano del timo con el marketing publicitario buscando subir cuentas de resultados y levantar monopolios de distribución e intermediación alimentaria, que van desde la producción acelerada y forzada con sus pesticidas, la recogida en verde de productos inmaduros tras una selección de solo piezas con buena vista, que son lavadas y puestas en envases conservantes con plásticos y nombres divertidos tipo PET que en valenciano excuso decir su significado (ya ni la tripa natural sirve de calceta pues se emplea el colágeno o la poliamida entre otras linduras artificiales) , al transporte de productos “fuera de temporada”, importados desde donde sea, para servir al abasto de mercados,  pasando por aquello de reventar precios por no hablar de la descomunal hinchazón de carestía entre el productor y el comprador final.
    Recuerdo aquello dramático del aceite de Colza y su envenenamiento masivo del año 1981 en España, con su numerosa secuela de muertos y afectados. Síndrome Tóxico se le llamó sin explicarse realmente otra cosa más que los síntomas de la enfermedad y, como todo lo que mortifica por su recuerdo, está desconocido y olvidado por la cruel costumbre social de atender solo lo que el periódico se nos dice que es noticia de ayer mismo.  
    Es tema resuelto judicialmente pero, como casi todo lo que se deja en manos de juristas y leguleyos, es tema del que nunca sabremos a ciencia cierta si se han enterado de lo que se juzgaba o que era lo que se quería averiguar entre miles de folios y declaraciones; aun hoy parece Asunto sin esclarecer ni entender, entre otras cosas por aquello de la opacidad inherente a todo proceso de supuesta adulteración alimentaria cuando entra en juego toda una cadena de intereses económicos además de todo un monipodio de gente manipulando, adulterando, negociando, intermediando y lucrándose con todo lo que se mueve comercialmente.
De los políticos mejor ni hablar.- Como siempre, donde entra un dictamen pericial siempre aparece otro que afirma lo contrario y, cuando aparece un político por medio, el tema se queda sin aclarar de por vida además de convertirse en broma o insulto a la inteligencia «Es un bichito tan pequeño que si se cae se mata».
  Esta, pasmosa afirmación intelectualmente desternillante por no llorar de pena, fue frase explicativa del entonces ministro de Sanidad, Jesús Sancho Rof, atribuyendo en un primer momento la causa de la intoxicación a un microorganismo lo que refleja el despiste demagogo de quien solo busca quitarse pulgas ante la opinión pública y publicada.
   Opinión que quiere resultados de solución inmediatos sin interesarle realmente el saber causas ni origen del problema con tal que le sirvan alguna cabeza de testaferro y pronto. Es algo así como aquello de noticiar un atentado terrorista mañanero ya en telediario del mediodía pero con las fotos en perfil, con número de ficha policial, de los presuntos-supuestos autores tranquilizando a la opinión pública como si el mal fuera menor por estar ya en vía de próxima detención los autores (Siempre me dije, entre dubitativo y perplejo, que si se sabe tan pronto quiénes son los autores de un criminal acto, que están fugados en ignorado paradero desde ese momento, hay que presuponer que quizá se podría haber evitado deteniéndoles antes de hacerlo)
  Hoy en día hay todavía quien duda que la causa real de aquella intoxicación fuera el aceite –importado, por ser más barato que el de oliva- que se le llamó desnaturalizado (por echarle unas gotitas de color químico) y que se naturalizó artificialmente (quitándole el color) para ser así desviado nuevamente al consumo humano y…, de todo lo que se dijo entonces apenas hay recuerdo social ni reproche ni proposito de la enmienda , porque tras ello llegó lo de las vacas locas (1986-2007)- por darles a las vacas herbívoras comida con restos cárnicos mezclados-, lo del Clembuterol para dopar deportistas y para engorde de ganado, la gripe aviar (2004-2006), lo de la guerra de los pepinos del 2011 y pimientos (2006)  por no se sabe que “medicamento agrícola” en química añadida.
    Por sacar ganancia se corrige a la Naturaleza  haciendo Transgénico o mutante al alimento por las semillas, lo que lleva bajo sospecha mucho tiempo y la gente sigue creyendo más en la publicidad que en lo que intuye, sospecha o entrevé, acerca de lo que come. Esto es como lo de pintar de negro la pezuña al cerdo polaco para darle pasaporte ibérico.  Por ahí cerca de aquí hay ciudades con problemas de agua potable por el arrastre de herbicidas a los pozos que suministran sus depósitos.
      Nos la dan siempre con queso: Ahora se habla de que los quesos de pura leche de cabra llevan más leche de vaca que caprina. Entre cabritos anda el juego aunque se nos haya dicho siempre que con las cosas de comer no se juega