jueves, 17 de noviembre de 2016

metepatas y robaperas


A ver si le ayudamos a la casi veintena de políticos locales y/o sobre los dos centenares de funcionarios-que solo ellos disponen en mi aldea para la gestión municipal- a averiguarme el dilema: si a ambos lados del puente hay en lado 1) una obra y en otro lado 2) un aparcadero de bicis cementado por el consistorio ¿Dónde carajo se ubica el solar urbano por el que me cobran contribución y que sobró después de expropiarme el puente? ¿Quién toma decisiones sobre la propiedad ajena ocupándola sin derecho? ¿Cómo cojones se gestiona esta broma que más parece torpe asunto llevado en formato aficionado, al modo robaperas, que una cosa seria y profesional más propia de una anarquía chabolista que de una aldea? 
  La contumacia en el error y la mala praxis merece una depuración y una corrección que vaya más allá de escribir en la intimidad 100 veces en la pizarra “no volveré a hacerlo más”. El silencio cómplice y encubridor también supone prevaricación y el no contestar a los requerimientos escritos del propietario es insulto más que menosprecio cuando no se resuelve errores o agravios bajo el truco de ignorar problemas con “silencio administrativo” como si todos fuéramos memos o cobardes incapaces por temerucos palurdos. (Llevo más de un año esperando respuesta y solución a pesar de haberme entrevistado con ese arquitecto para explicarle mi escrito)
Cuando todo se hace a la tremenda suele hacerse un resultado rematadamente malo y ese mal hacer es causa sospechosa de incapacidad o impericia para vestir o ejercer el cargo. Para quien no haya hecho la mili le recuerdo aquella Ordenanza que decía “no se disculpara por la acción u omisión de otros en los asuntos que deba y pueda vigilar por sí”. Basta de prepotencia y soberbia manejando patrimonio ajeno en plan soviet avasallador con los vecinos. Espabilad y mejorad, si queréis o sabéis hacerlo, para variar porque no me queda paciencia ni comprensión para con vosotros.

No os engañéis porque toda casualidad siempre tiene nombre y apellido detrás.

viernes, 28 de octubre de 2016

día de animas o difuntos

  Hablar (recordar) de difuntos está bien pero culturalmente prefiero llamarlos animas (almas) pues me reconforta la idea de tenerlos como presentes “en algún lugar”. Creencias personales aparte, la forma de afrontar la muerte por una sociedad es un indicador del grado de su civilización y cultura. Actitud ante la muerte, con su duelo y rito, que nos diferencia de la manada indiferente pastando donde segundos antes los depredadores les cazaban y comían. Corren tiempos discotequeros donde todo se difumina bajo decibelios, alcohol y aturdimiento juvenil consumista tipo jalogüin o halloween y se nos olvida como fue el pasado de cuando esta foto de un entierro en la Oropesa de los 50. Tiempos de sonar campanadas a muerto (distinto repique para hombre o mujer), de velatorio más que de tanatorio, de plañideras y pésames, de familia acompañada por el vecindario, de honras fúnebres, de luto y duelo, de viatico y extremaunción a domicilio con el cura asistiendo al moribundo, de cera e incienso. Tiempo para la más mínima reflexión sobre la vida y el final inexorable del que nadie escapa y (por ahora) nadie vuelve. Lapidas y estelas con su Memento Mori- R.I.P. ó DEP-  epitafios como el antiguo romano Sit tibi terra levis (que la tierra te sea leve) al Aquí Yace, o In Memoriam- No te olvido en deseo de pervivir al menos en el recuerdo de tus contemporáneos aunque no sean familiares a veces con alguna perorata-sermón del tipo “Detente caminante” buscando público lector que se aplique la moraleja. En fin toda una envoltura real costumbrista muy lejana de los caramelos, la calabaza y el disfraz morboso si bien es cierto que siempre hubo tradiciones gastronómicas y lúdicas como el boniato asado, los huesos de santo de mazapán o el torró de gat como tradicional y típico guirlache, además de farolillos de difuntos con melones o sandias sin nada que ver con la terrorífica calabaza ni otros postizos “gore” tan macabros o fuera de lugar, como si hablamos del entierro de la sardina carnavalesco o eso tan bobo de estrenar D. Juan Tenorio por esas fechas.


La foto del archivo familiar de Norberto Segarra nos muestra un funeral de mujer al trasladar el féretro desde su domicilio a la Iglesia parroquial (posiblemente la suegra del Alcalde Vicente Borrás Llorens pues se le ve en el sequito corporativo que incluye al sargento de la Guardia Civil), es la esquina de Leoncio Serrano con calle Castellón y junto al párroco  D. Juan  Bayarri van otros dos oficiantes y escoltando a la difunta se observan mujeres con una cinta que deben ser compañeras de cofradía de la difunta a tenor del escapulario dorsal que se observa en una de la acompañantes.. Calles sin asfaltar de una Oropesa agrícola y rural, lejos de connotación turística de puente vacacional y estas zarandajas de tendero que ya ha conseguido llevar la Navidad al 8 de Diciembre. Mamas que entontecéis niños con hadas, brujas y calabazas nunca evitareis que la propia vida os los espabile y dejen de creer en Reyes Magos a partir de cierta edad.

sábado, 22 de octubre de 2016

Desamortizacion de bienes parroquiales en la Oropesa del XIX

Josep Lluis Romero me transmite amablemente una reseña del libro de Vicente Borja DosdáLa desamortización eclesiástica del clero secular en la diócesis de Segorbe-Castellón” editado por la Diputación de Castellón en 2013, donde nos refiere a una venta del año 1864 ocurrida en Oropesa de 2 huertos en pública subasta. Los huertos sitos en partida Baix la Vila (zona cultivable entre mar y casco urbano al sureste) son de 160,82 y 459,99  áreas de superficie, inventariados con nº 670 y 669 de entre otros y que en una relación figuran como bienes desamortizados a la Parroquia de San Jaime de Oropesa los cuales da noticia que fueron cedidos por 3650 reales a D. Francisco Vaquer de Castellón y 5000 reales a D. Bautista Martínez de Oropesa, como rematantes (postores adjudicatarios) de la subasta. O sea eran, terrenos parroquiales que se enajenaron y privatizaron en el XIX a consecuencia de eso llamado Desamortización.
    Por más que en 1864 la villa de Orpesa no pertenece a la diócesis de Segorbe-Castellón, pues hasta 1964 se integra en la diócesis de Tortosa, cabe agradecer que se incluya este dato en este libro, quizá porque todo se gestionó burocráticamente desde Castellón, pues nos resuelve una incógnita histórica por esclarecer como es la Desamortización en Oropesa ya que a falta de conventos y otras relevantes posesiones eclesiásticas en tan pequeño lugar solo sabíamos la existencia de unas tierras agrícolas, llamadas de la Virgen, que a lo largo del XVIII le rentaban ingresos al cura párroco mediante arrendamiento de su cosecha y cultivo. Hay noticias notariales desde al menos entre 1786-1792, donde de consuno por el cura y alcalde, además de algún otro regidor, en calidad de administradores de la Parroquia de San Jaime se alquilan por varios años a particulares las suertes tituladas de la Virgen, tierra de pan y algunas algarrobas, sitas en el termino de Oropesa y Partida Debaxo la Villa (Baix la Vila) lindantes con Antonio Albella y Carlos Llorens…”después dejamos de tener noticia de estos terrenos quedando la incógnita del que pasó con ellos y su exacta ubicación.


    Aunque la desamortización es un largo proceso histórico, económico y social iniciado por Carlos III allá por 1766, que siguió con Godoy sobre 1798, y que aun siendo más conocida la de Mendizabal sobre 1836 no fue esta la definitiva ni concluyente en sus resultados buscados; por la Desamortización se pretendía sacar al mercado y obtener dinero para el Estado mediante expropiación y posterior subasta de los bienes poseídos por las llamadas manos muertas  (Iglesia y Órdenes religiosas) aunque también buscaba incluir tierras baldías comunales. Quizá Orpesa salvó sus pastos del bovalar por ser privativos del Barón el Conde de Cervellón pero a la vista del dato de esta venta de 1864 nos pone en la pista de que la desamortización eclesiástica que si afectó a Oropesa fue la auspiciada por Madoz en 1855 y quizá afectada por disposición de 1862 con su catalogo de montes exceptuados.

Tenemos aquí que las tierras de la parroquia que se reciben por herencias o donaciones de sus feligreses pasan a particulares y sus nombres resultan curiosamente familiares: el apellido Vaquer de Castellón nos coincide con uno de los apellidos de 1589 y el Bautista Martínez me inclino a relacionarlo con el casado con Vicenta Albella (+1900) pues aunque natural de Almazora reside en la localidad. Todo un reto para indagar e investigar para quienes amen la historia local.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

eventos históricos locales

Rememorar y conmemorar el pasado histórico orpesí
       Bien está cuanto se haga por mantener memoria de nuestra historia local y debo saludar al Concejal que promueve el esfuerzo municipal de recordar el pasado orpesí al engalanar el castillo con motivo de la fiesta del 9 de Octubre (Día de la Comunidad Valenciana) aunque conviene divulgar y explicar la simbología para ahorrar esa confusión innata a la gente poco formada y menos informada, pues algún vecino ya toma este ornato por conmemorativo del asalto berberisco sufrido en 1619.


    El 9 de octubre se conmemora la rendición de la Ciudad de Valencia musulmana a la hueste cristiana de Jaime I en 1238 y, aunque se tenga por fecha culmen de la reconquista lo cierto es que este proceso duró varias fases, en doce años desde 1229 a 1245 e incluso más.
Para Oropesa ello le supuso una ocupación cristiana en fecha incierta de 1233  tras la caída de Burriana (mayo-.julio) de cuyas resultas todas las posiciones musulmanas del norte valenciano hasta Peñíscola cayeron, pacíficamente por rendición, durante el resto del año sin que sepamos ni el cuándo ni el cómo ocurrió, pues es tan posible que Orpesa se rindiera como que fuera ocupada por abandonada, pero si es posible afirmar que no debió haber lucha pues ni se conserva Pacto escrito de capitulación. Cualquier intento de recrear aquellos hechos es una voluntarista ucronía con riesgo de caer en anacronismo y aunque digamos aquello  de se non è vero, è ben trovato; a falta de datos coetáneos el llamado Pendón de la Conquista (bandera de rendición musulmana en la Valencia de 1238) es apropiado al caso aunque meterlo en escena para Oropesa es inexacto ya que este Pendón surgió 5 años después de la reconquista cristiana de Oropesa. 
Si es de pleno acierto y totalmente pertinente incluir la Cruz que como escudo de la Orden del Hospital, también llamada de San Juan de Jerusalén (actualmente Orden de Malta) que tomó posesión de dominio señorial sobre Oropesa hasta 1249 y es dato de lo que hay constancia documental en el Llibre dels feits -crónica autobiográfica de Jaime I donde se relata su paso y pernocta por Orpesa allá por 1237 y 1238- aunque por hablar del grao (embarcadero) nos deja la duda razonable de no poder discriminar si se nos habla del actual asentamiento de Oropesa o el de Orpesa la Vella.

La simbología va más allá de la estética y la cosmética, del color que mueve al simplón juicio de decir de algo que es muy bonito y encandilar la sensibilidad epidérmica de la gente pues todo tiene significado que no se debe malbaratar en folclore o tipismo de esos tan usados ceremonialmente pero en los que tantas veces se malogra culturalmente una efeméride histórica por quedar oculta bajo un artificial disfraz de costumbrismo local en puro sainete.

En 2011 propuse al consistorio conmemorar el bicentenario del asedio francés al castillo y tras varios capotazos oficiales del tipo “habla con tal o con cual” pude percibir el absoluto desinterés consistorial fuera del humo y ruido festero para halago de noctívagos. Fue un carrusel de frustración por cuyo desdén me llevaba de concejal a funcionario sin apenas oírme el proyecto, hasta que desistí de plantearlo no sin antes decirle a la Concejala “donde no hay calor no se obtiene color”. Frase que ni atendió ni entendió, quizá ofuscada por esa cretina actitud de no aceptar idea cuya paternidad haya que compartir sin ver el objeto de buscar un beneficio general.

En 2013 fue 6º centenario  de la Orden real para erigir la Torre del Rey; en 2014 era 50 aniversario del regreso definitivo de la Imagen de la Virgen de la Paciencia tras varios siglos de ausencia; en 2019 serán 400 años los transcurridos de aquel asalto berberisco a la Vila en 1619. Excelentes ocasiones para dar calor y color a un vecindario que necesita encontrar arraigo, sentido y orgullo de pertenencia a una comunidad mediante la aglutinación y participación conmemorativa en actos superadores de esa espiral de eventos, bailongos ruidosos y botellones en  el que nos sostenemos todos los años engatillando gastos y derroches.     

domingo, 5 de junio de 2016

1619-2019

1619-2019 efemérides de un hito histórico orpesí: El asalto pirata y la devastación de la Villa en 25 de septiembre de 1619
Falta poco para conmemorar el 400 aniversario de un luctuoso hecho histórico que sucedió en Oropesa, poniéndola al borde de su desaparición, y en trance de acabar con aquella repoblación de 1589, a duras penas restablecida en 1611, dejándola nuevamente en localidad fallida, sin presente ni futuro, como resultado de la desolación y mortandad de aquel día.
Poblamientos y despoblamientos que en dolorosa sucesión nos da una constante, quizá ignorada, seña de identidad como población: la obstinada tenacidad de sus habitantes por arraigarse y prosperar contra todo pronóstico y a pesar de toda contrariedad adversa.  Basta repasar el pasado de nuestra Villa en estos siglos XVI al XXI para denotar el esfuerzo de sus habitantes por sobreponerse a la dificultad y la desgracia ocasionada tanto por enfermedad o guerra como por la escasa vialidad económica de sus recursos que la mantienen siempre débil, con escasa demografía y en tan pobre subsistencia que solo podía subvenir a sus necesidades con la sola ayuda de sus propios medios y trabajos agrícolas no siempre suficientes.

El relato de lo que aconteció en aquella trágica jornada se ha rodeado de cierta leyenda que anida entre la
población: que si los jóvenes estaban fuera recogiendo juncias y ramajes para adornar la población en sus fiestas patronales, que si la imagen fue dañada y recompuesta con gran habilidad y “paciencia” por las monjas de un convento valenciano y de ahí cambiaria su advocación, etc. etc., nada de eso está probado, ni nada de eso se deduce de los informes coetáneos en relato y noticia del ataque. De hecho no hay referencia a ninguna imagen religiosa concreta sino al desagravio por las sagradas formas que se encontraron desparramadas por el suelo quizá arrojadas más por robar la arqueta que las contenía más que por ultraje consciente aunque la connotación religiosa está siempre presente en los conflictos de esa época;  El Consejo de Aragón informa al rey Felipe III en 2 de octubre del suceso, relatándole con detalle la lucha y expresa:“ha sentido como es razón este suceso, y lastimado le que pereciese en él tanta gente y pobre y miserable y sobre todo que se profanase la iglesia con tanta irreverencia del santísimo sacramento y tal maltrato de las santas imágenes…” 
Aquella gente humilde (que es descrita en lenguaje de su tiempo por pobre y miserable y cuyo aspecto sería parecido a este bodegón de Velázquez en 1618) tenía nombre y apellidos. Alguno nos ha llegado a nosotros “La desgrasia y mortaldad per la cautividad desta Vila que de morts a soles foren 47 persones, aso es, menos dos que mataren los moros, tots cremats; los que mataren son Pere Vidal Bale en una escopetà y Ursola Caudal de Martí fon a 25 de setembre 1619” y, como víctimas, su número estremece por cuanto supone no solo un altísimo porcentaje de población sino la casi totalidad de mujeres y niños. Solo 4 años después, en 1623, el cuadro de Oropesa nos pintaba a los supervivientes y se describía así: ..Esta la Vila tan despoblada com es notori despres que caturaren los moros de la Mar casi a tots los vehins del que acudint com acudixien los que son soldats a la guarda de les torres, lo pastors als ganados y los que tenen terres que cultivar al procur delles resta la Vila casi del tot despoblada, moltes vegades y quant molt y ha de quatre a cinch persones en ella, perque sols son deset los que han restat…
Está la Villa tan despoblada, como es notorio después que capturaran los moros de la Mar casi a todos los vecinos, que acudiendo, como acudían, los que son soldados a la guarda de las torres, los pastores a sus ganados y los que tienen tierras que cultivar al cuidado de ellas, queda la Villa casi del todo despoblada, muchas veces y cuando mucho hay de 4 a 5 personas en ella, porque solo son 17 los que permanecen…
Durante el siglo siguiente el vecindario apenas supera la centena de habitantes y solo llegará al millar con el inicio del XX, para estabilizarse en los 3.000 a su final. El censo inflará de forma anómala a un máximo de 11.000 habitantes en la primera década del XXI para disminuir desde entonces.
El presente de Orpesa es peculiar ya que su aparente crecimiento es tan solo un postizo añadido de arraigo vecinal dudoso o al menos con apariencia de eventual por razones fortuitas o de conveniencia, sin garantía de permanencia y continuidad residencial.  En efecto, aunque su censo vecinal ronda los 9.000; esto es consecuencia de esa población sobrevenida, en su mayor parte por emigración laboral que está compuesta casi a partes iguales de rumanos y norteafricanos que, por si sola, supone un 50 % de la población y del otro 50% solo podemos constatar que si descontamos la parte que procede de aquellos jubilados que proviene de una 2ª residencia anterior nos queda una Oropesa real no muy diferente al número que ya había en la última década del XX lo que apunta a que la efeméride apenas es conocida, ni sentida como propia, por menos de una cuarta parte de los habitantes presentes.
Como todo, en España lo que debiera ser causa de unión y de cohesión social se convierte en factor opinable y de confrontación; dividiéndose la gente en fragmentos irreconciliables con debates estériles y frustrantes que abortan toda iniciativa malográndola ya desde su propuesta. Unos centran la efeméride solo en el plano religioso abundando en el lirismo hacia la imagen de la Virgen y enfatizando todo bajo el tipismo y costumbrismo floral; otros, precisamente por ello, por beligerancia o prejuicio ante cosas de iglesia, se despegan y distancian de toda evocación o rememoración histórica sin saber entender que todo enfoque tiene cabida dentro del contexto histórico siempre que forme un conjunto con otras visiones; hay botarates que lo enfocan desde la perspectiva del juego lúdico-festero convirtiendo el desembarco pirata en ocasión divertida de chapuzón playero donde banalizar el drama, glorificar a los agresores por idealización pueril simpática de los agresores e ignorar a las víctimas. (Hay mentecato para quien la carnavalesca pantomima disfrazada de moros y cristianos en sus filas de pasacalle comic- fantasioso es como ambiente o reconstrucción histórica)

Súmese a todo el panorama los indiferentes, que son ajenos a todo porque nada les motiva ni da sentido de pertenencia y orgullo por formar parte de una colectividad y comprenderéis porque la ocasión se perderá entre el disparate y la nonada quizá porque no damos más de sí y hablar de señas de identidad que aglutinen a la gente no entra en el concepto evento y fiesta o atractivo turístico.  


Arsa pilili, que grasia tié la cosa: las festeras con sombrero cordobés, todos en pasacalle delante de la banda, reparto de coca, moscatel y chocolate, castillo de fuegos p’a los forasteros y verbenas o disco-móvil p’a la juventud.