Con
lacitos de color y minutos de silencio no llegaremos muy lejos en
salvaguardarnos del riesgo mortal que supone esos descerebrados con el tarro
comido-podrido por su veneno religioso intransigente con resulta de empanada
convertida en mala ideología expansiva y proselitista. No son todos pero allí están todos los que lo
son y no saben cómo quitárselos de entre ellos. Allá
ellos con sus taras mentales y sus sueños de follar en la otra vida con esas
huríes prometidas, cuyo número sobre 70 por cabeza en premio me recuerda esa
frase popular de que hasta lo mucho cansa y la eternidad es muy larga como para
repetirse haciendo lo mismo como única actividad a todas horas. Lo cierto es que
en esta salvajada de asesinatos, llámese guerra o terrorismo, llamadlo
asesinato infame o desalmado tiro al plato en vesania de inhumanos porque nadie
os va a perdonar; ponedle la condena y repulsa que queráis con flores, velas y
escapularios detente-bala porque no hay magia en ayuda ni solución a golpe de
exorcista con hisopo de agua bendita rompiendo maleficio ni dialogo que valga
con esta gallofa humanoide; todos nosotros andamos metidos y concernidos,
aunque nos llamemos a andana, y creamos que es cuestión de ignorar que para
ellos tan solo somos barra libre de guerra (Dar al- Harb) donde ganarse su
cielo de esa forma tan curiosa que es matar a otros y poder agredir impunemente
al infiel con todas las bendiciones de su fe.
Hoy una tertuliana botarate desbarra mezclando tráfico de armas, foto de las Azores, injerencia occidental, petróleo y sabe ella cuantas causas anecdóticas que le explican o justifican nuestro castigo como provocadores previos aunque tal vez ella ignore que eso de reclamar el Andalus como suyo viene de antes que ocurriera todo su argumento mal hilvanado. No hay principio ni causa de acción-reacción que les valga para justificar su desvarío, no lo emplean ni lo aducen solo lo hacen porque están convencidos de que es su camino pues la historia se repite desde el Viejo de la Montaña Hasan ibn Sabbah ( S.XI) y su secta hashshashín practicando el homicidio político como estrategia y cada cierto tiempo les aparece cíclicamente el fenómeno de fanatismo que embauca bobos para carne de cañón –nunca se suicidan los viejos que les comen el perolo a esos mozos fracasados que desean el paraíso como si compraran un cuponazo con explosivo- con predicadores reformistas que simulan ser restauradores enviados y esperados por y para los últimos tiempos; toda una sucesiva e histórica retahíla de fechas y movimientos que surgen del mismo caldo; Almohades o Almorávides, derviches sudaneses, salafistas y lo que sea porque ya es cansino este memorizar sicopatías colectivas de los demás.
Matan
a los correligionarios suyos para llevarlos al buen camino y al resto tan solo por
no ser de los suyos; por ahí colocan pintadas señalando casas de los que son de
otra religión (Véase en imagen Nun letra
de Nazareno como nuestra estrella de David que nos colocan allá por donde mandan
ellos). Toda esta efervescencia integrista ha acabado siempre en sangre de
derrota pero reaparecen cual virus toxico porque hay que desinsectar y
desinfectar más mentes que cuerpos. Solo
el Papa acierta cuando les dice claramente
“Matar en nombre de Dios es blasfemia” parece inocuo pero es el camino para que sus
neuronas recuperen cordura aunque nadie olvide eso de- A Dios rogando y con el
mazo dando- por mucho que el disimulo o taqiyya sea una treta legal para esa
gente cuando se ven con dificultad en su contra. La cosa hace tiempo que está
como para no encandilarse poniendo cirios y tocando el violón hablando de civilizaciones con los inciviles que no nos van a perdonar la vida.
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